Otra muerte más para el norte leonés
Uno de los efectos más severos que van a derivar del abandono de la rampa de Pajares, tal y como contempla el plan del actual Gobierno para liquidar esta estructura que es testigo del paso de tres siglos, es dejar al extremo norte de León sin conexión por tren. La resta ahondará más en el profundo declive social y económico que sufre este área periférica. No hay perspectivas de que la presión vecinal o política pueda bastar para doblar la intención del Gobierno de echar el candado a esta vía.
El cierre arruina otra opción de comunicación para el territorio; pero deja un peligro latente bajo la euforia por el inminente estreno de la nueva conexión, a través de 25 kilómetros de galerías. Si falla el túnel, por avería u otro imprevisto natural, dejaría la conexión de León con Asturias en un limbo.
La fórmula de habilitar los túneles para que circulen los trenes mercantes no termina por convencer a una parte de las fuerzas políticas, que estarían dispuestas a revocar la decisión del ejecutivo socialista de suprimir la rampa para dejar el paso de trenes de mercancías.
Sin que eso se llegue a llevar a efecto, con la apertura de la variante a dos años vista aún, el principal coste es que el norte de León pierde su enlace por tren.