El sospechoso tenía un arma en casa que se disparó por accidente
Uno de los interrogados aseguró a la jueza que el supuesto autor de los hechos le había mostrado un arma corta, que ocultaba en su dormitorio. Relató que se le había disparado en una ocasión y había dejado un agujero en la pared, circunstancia que se pudo apreciar como cierta en la inspección ocular del domicilio del investigado.
Los informes de posicionamiento de los teléfonos móviles de los investigados resultarán cruciales para determinar la veracidad de las versiones aportadas por los interrogados, que en algunos casos han resultado especialmente enmarañadas y cargaban de hipótesis contrapuestas a los investigadores.
La Guardia Civil tuvo que dedicar a la investigación a sus mejores efectivos de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial, que tuvieron que trabajar de forma denodada durante la etapa más cruda del confinamiento para tratar de conseguir datos reveladores de la investigación, limitada además por la imposibilidad de realizar seguimientos presenciales a los sospechosos y por la escasa movilidad que presentaron los supuestos implicados durante los momentos más importantes de la instrucción de la Benemérita.
Entre tanto, las defensas aguardan el momento en el que se levante el secreto del sumario para proceder a establecer sus líneas argumentales. La instrucción judicial está permitiendo establecer el grado de responsabilidad que se le atribuye a cada uno de los sospechosos, aunque de momento lo único que está claro es que a la vista de la alarma social y de la trascendencia que ha cobrado el caso, es previsible que un jurado popular sea el encargado de juzgar la causa, por el sistema del Tribunal del Jurado. Aunque en principio, esa cuestión está lejana en el tiempo y aún quedan muchas cuestiones por dilucidar todavía anteriormente.