Celaá propone regresar al centro y el ministro de Universidades compaginar presencial y ‘online’
La diferencia marca los criterios de los dos ministerios responsables de la Educación. Castells defiende que la vuelta de todos los alumnos a los campus es inviable ya que sería preciso duplicar el profesorado para atender los desdobles
El Ministerio de Universidades da por hecho que el próximo curso los alumnos de la mayor parte de los estudios tendrán que compaginar la enseñanza presencial con la online. Así se deduce del documento de recomendaciones para adaptar los estudios superiores a la «nueva normalidad» que ha mandado a la comunidades autónomas y universidades, y con el que pretende servir de «orientación» para las planes concretos que estas instituciones políticas y académicas deben aprobar para enfrentar el nuevo curso en cada uno de los centros.
El ministerio que dirige Manuel Castells parte de la idea de que, según el decreto aprobado por el Gobierno, y mientras dure la «nueva normalidad», cualquier espacio donde se desarrolle docencia o investigación en la universidad debe respetar el 1,5 metros de distancia interpersonal, lo que obliga a cada centro de estudios a calcular si tiene espacios y profesorado suficientes para asumir las clases únicamente presenciales en estas condiciones, o si tiene que transformar parte de la enseñanza en online.
El documento señala que «lo deseable» es que la enseñanza presencial sea la «preponderante», por ser la más adecuada para mantener la calidad de la educación, pero también deja claro que no ve «conveniente» utilizar la técnica de la duplicación de grupos como fórmula habitual para que todos los alumnos puedan recibir la docencia en las aulas porque no habría profesores suficientes. Indica que, «teniendo en cuenta la escasez de recursos docentes a corto plazo», no debería multiplicarse el número de grupos en cada asignatura «porque ello implicaría una sobrecarga insoportable para el cuerpo docente». Un planteamiento que contrasta con el de Isabel Celaá, responsable del resto de los niveles educativos, que ya ha avanzado que todos los alumnos, desde Infantil a Bachillerato, deberán volver a sus aulas.
El escrito señala, sobre todo pensando en las clases magistrales, que cuando la facultad no pueda asegurar la distancia interpersonal en la enseñanza de una asignatura debería elegir entre dos opciones. O transformar la docencia en online o transmitir las clases por videoconferencia y que los alumnos se alternen para ir a clase o seguirla desde casa. Considera que si una parte de la enseñanza tiene que ser telemática, debería primarse la docencia presencial en los seminarios y grupos de discusión que la complementan, y que los alumnos tienen que conocer con detalle cómo se van a impartir los estudios antes de matricularse.
En Vegazana
«La Universidad de León, ni ninguna universidad, está preparada para pasar directamente a las clases online», precisa el vicerrector de Profesorado, Miguel Ángel Tesouro, quien avanza que en León la idea es comenzar de forma presencial con un plan de contingencia y adquirir equipos para hacer retransmisiones, aumentar las salas de videoconferencia y apostar por el autoaprendizaje con apoyo. «Pero hay muchas titulaciones con prácticas o las prácticas en empresa que no podrán sustituirse», incide Tesouro, quien recuerda que se podrá complementar la presencialidad con clases vía sincrónica o remota, y después conferencias o tutorías telemáticas.
«Las recomendaciones ministeriales señalan que cada universidad, antes del comienzo del curso, debe tener diseñado un plan de contingencia que permita, en caso de nuevo agravamiento de la pandemia, retornar de forma masiva a la enseñanza telemática, método con el que de forma improvisada y precipitada han tenido que terminar todos los centros el presente curso. Estos planes deberán contemplar la formación del profesorado, la adaptación de los sistemas de evaluación, y el establecimiento de horarios de tutorías o seminarios para atender al alumnado.
Tanto los planes generales, como la posibilidad de que haya que aplicar los de contingencia, requieren, dice el ministerio, acordar una «estrategia de digitalización reforzada del sistema universitario». El documento añade que la financiación de estas estrategias es tarea de las autonomías y que para ello pueden contar con parte de los 2.000 millones de euros para reforzar la educación ante la pandemia que ha prometido transferirles en septiembre el Gobierno.