Al fin luce en el cementerio
El fruto de la capilla de los represaliados
El monumento se remata tras 15 años con el árbol de 192 barras de metacrilato coronadas con los colores de la bandera republicana
En 2005, los cipreses de alrededor medían siete metros y medio. La referencia la tomó Óscar García Luna para dibujar el encargo del monumento a los represaliados. Por encima de los muros, al fondo, donde casi convergen para conformar la capilla laica, debía ir una escultura con esa talla. Hoy, 15 años después de que se concibiera, siete años más tarde de que se inaugurara el memorial, el árbol de metacrilato luce en el cementerio de León aunque los cipreses lo hayan dejado pequeño.
La escultura remata la «idea clara» que García Luna tuvo desde el principio. Salvados los problemas que hicieron que se desgajara del proyecto cuando ya estaba en ejecución, los 50.000 euros aportados por la Junta dentro del fondo de cooperación local a Serfunle, la mancomunidad que gestiona el camposanto, han servido para que ya luzca. Porque «reluce cuando el sol incide tumbado, a primera hora y última» del día, como señala el autor para describir el efecto de las 189 barras de metacrilato transparente, coronadas por otras tres: roja, amarilla y morada que le dan al monumento de manera «elegante» el último significado que le faltaba.