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Rampa de Pajares

Donde el Reino se vuelve Principado

La rampa de Pajares celebra el 136 aniversario de su inauguración Agota sus últimos años de funcionamiento, si el Gobierno insiste en cerrarla cuando abra la Variante Fue el último tramo de la célebre línea férrea León-Gijón

Aspecto de los trabajos, en un documento histórico. SAUVANAUD / BIBLIOTECA NACIONAL / MAQUETREN

León

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Fue el 15 de agosto de 1884. El acto, celebrado en un templete engalanado situado en la boca sur del túnel de la Perruca, contó con la presencia del rey de España, Alfonso XII, de su esposa, María Cristina de Habsburgo-Lorena, de la princesa de Asturias, María de las Mercedes de Borbón y Habsburgo-Lorena, del presidente del Congreso, Francisco de Borja Queipo de Llano, y de diputados y senadores por Asturias. León y lo que ahora es el Principado, quedaban enlazados por una línea férrea que por fin estrenaba su último tramo. Según Trevor Rowe, destacado aficionado al ferrocarril y fotógrafo ferroviario de Gran Bretaña, la vía férrea por Pajares es «uno de los pasos montañosos más difíciles de Europa».

Las autoridades llegaron a Busdongo en un «Tren Real» que había partido desde Segovia a las 21.00 horas del día anterior. El acto consistió en la bendición de la vía y de las locomotoras del tren, Pelayo y Jovellanos, por el obispo de Oviedo, Ramón Martínez Vigil, diocesano de Busdongo; la simbólica colocación del último raíl por el rey; y la firma del acta inaugural (primera firma oficial de la princesa de Asturias, con casi cuatro años), que posteriormente fue guardada en una caja de plomo, enterrada bajo el túnel. Tras el acto, el tren continuó su marcha en dirección a Gijón, rompiendo la cinta inaugural a la boca del tren. Según su horario previsto, el tren hizo paradas en los viaductos de Burón y Parana, deteniéndose en Puente de los Fierros para el almuerzo, servido por el restaurante Lardhy de Madrid.

Hito histórico
A la ceremonia acudieron el rey Alfonso XII, María Cristina de Habsburgo y diputados de León

La puesta en marcha del tramo supuso el fin del transporte mediante diligencias a través del puerto. Hasta esa fecha, los viajeros del ferrocarril que deseaban cruzar el puerto debían hacer transbordo en las estaciones de Puente de los Fierros y Busdongo para atravesar el paso de montaña por el camino real a la meseta a bordo de diligencias.

Para la construcción de la rampa, entre Puente de los Fierros y Busdongo, el tramo fue dividido en cinco tramos. El primero en el que empezaron las obras fue el conocido como túnel de la Perruca y sus avenidas, entre la estación de Busdongo y el valle de las Piedras, con cuatro túneles del recorrido: el de la Perruca y los tres cortos siguientes, Maja del Estudiante, La Calera y Loma del Asno.

Los restantes cuatro tramos, denominados en conjunto como la bajada de Pajares, se numeraron del uno al cuatro desde el valle de las Piedras hasta la estación de Puente de los Fierros y se adjudicaron agrupados de dos en dos: los denominados primero y segundo a Francisco Buergo y Salustiano Regueral, y el tercero y el cuarto al ingeniero Eduardo Calleja, autor del proyecto del trazado de todo el tramo. El límite entre ambas concesiones se situaba en el valle de Salguero.

Desplazamiento
Las autoridades llegaron a Busdongo en un Tren Real que había partido desde Segovia el día anterior

La mayor obra de ingeniería del siglo XIX tiene las horas contadas; que serán años, si se mantiene el ritmo de ejecución de la Variante de Pajares. Pero sabe señalado el final: el día que entrenen en servicio los túneles abiertos para la alta velocidad, la Rampa de Pajares pasará a mejor vida. No a la reserva activa, ni a un estado de letargo. El Gobierno tiene decidido cortar el servicio, con lo que el curso ferroviario convencional que une desde hace dos siglos a León y a Asturias expirará por inanición. Y con ello, la opción de comunicación para una comarca, la del valle alto del Bernesga leonés, que cuenta el último tercio de sus historia por bajas.