Nombramiento
El nuevo obispo de León promete estar «cerca de los más necesitados»
El papa sustituye al liturgista Julián López Martín por el claretiano Luis Ángel de las Heras
«Tengo presentes a otros enfermos, personas y familias que sufren por el paro, la cárcel, la migración, la discapacidad, la soledad, el abandono, la droga y a cuantos son víctimas de cualquier daño. Hago mío su sufrimiento y abrazo a cuantos necesitan la mano de una persona amiga. Se me ha confiado la misión de ser testigo de la alegría y de la esperanza para todos y quiero estar cerca de los más vulnerables y necesitados. Necesito
ayuda para conseguirlo». Son las primeras palabras conocidas del nuevo obispo de León, el claretiano Luis Ángel de las Heras (Segovia, 57 años), tras conocerse a primera hora de la mañana de ayer su nombramiento por parte del papa tras aceptar la renuncia de Julián López al cumplir los 75 años de edad, limite que estipula el canon 401.1 del Código de Derecho Canónico, como confirmó la oficina de prensa del Vaticano en un comunicado de prensa.
Varios destinos
Luis Ángel de las Heras era hasta ahora obispo de Mondoñedo-Ferrol, pero tiene un pasado muy vinculado a la labor social. Hasta su designación en 2016 como obispo de Mondoñedo, era superior provincial de los Misioneros Claretianos de la provincia de Santiago (2012-2016). A los 14 años ingresó en el seminario menor de los claretianos de Segovia. Emitió la profesión perpetua el 26 de abril de 1986, año en que concluye la Licenciatura en Estudios Eclesiásticos.
En 1989 fue destinado a las parroquias confiadas a los Misioneros Claretianos en Puente de Vallecas (Santo Ángel de la Guarda y Nuestra Señora de la Aurora), donde ejerce como párroco in sólidum (por entero). Una de sus principales encomiendas fue el trabajo pastoral con adolescentes y jóvenes en riesgo de exclusión social y con personas marginadas. En 1990, con otros claretianos y laicos de la parroquia, constituyó la Asociación Proyecto Aurora, dedicada a la acogida, acompañamiento y apoyo a la rehabilitación de tóxico-dependientes que realizaban el programa Proyecto Hombre, de la cual fue director durante seis años. Su carrera ha pasado también por el ámbito educativo.
Palabras de adiós
No se olvida en su saluda a la ciudad y sus instituciones de los que más están sufriendo en este momento: «Vivimos un tiempo complejo lleno de sufrimiento, que necesita cuidado, luz, unidad, paciencia y esperanza en medio de la pandemia».
Por su parte, Julián López Martín se mantendrá hasta el 19 de diciembre como administrador apostólico de la diócesis. Se va con 18 años de legado a sus espaldas, sobretodo el personal. «‘León es mucho León’, decía mi padre en los años en que vivió y disfrutó aquí», relató en su mensaje de despedida, en el que mostró un amplio agradecimiento a León y los leoneses. López Martín fue nombrado obispo por el papa San Juan Pablo II el día 19 de marzo de 2002 procedente entonces de la Diócesis de Ciudad Rodrigo. «Doy café, café, nada de descafeinados», señalaba en su primera entrevista a este periódico uno de los hombres más reputados en el estudio de la Liturgia.
El todavía obispo inició a partir de aquel momento una revolución en la integración de parroquias y arciprestazgos, adelantándose a los tiempos de la España Vaciada. También llevo a cabo la ejecución de los planes diocesanos Para la edificación de la Iglesia (2003-2008) ; El que escucha la Palabra y la entiende, ése dará fruto (2009-2014) , e Id al mundo entero y proclamad el Evangelio (2015-2020). López Martín visitó dos veces cada parroquia de la provincia. La última, el pasado día 18 en Roales de Campos, que es un enclave de la provincia de Valladolid en la comarca de Tierra de Campos pero que forma parte de la Diócesis de León. «He pasado de la confidencia de la intrahistoria al terreno de la memoria y de los hechos externos», reflexiona.