La campaña de Navidad, en el aire
Las navidades más inciertas
Las duras restricciones que afectan a la provincia tienen en vilo a miles de autónomos y trabajadores, que confían en que la actividad se recupere en diciembre para amortiguar los efectos de una crisis sin precedentes El cierre de la hostelería arrastra también al comercio, que sigue en números rojos. Un tercio no podrá sobrevivir a la pandemia
La incertidumbre que rodea este año a la campaña de Navidad tiene en vilo a miles de empresas de la provincia a las que ya no les queda mucho oxígeno para aguantar el invierno. Ocho meses de restricciones pesan como una losa sobre la mesa de todos esos autónomos y trabajadores que dependen del sector servicios, al que la pandemia ha puesto contra las cuerdas.
No hay buenas perspectivas, a pesar del empeño que muestran cada día todos esos negocios que siguen con la puerta abierta aunque la ciudad parezca dormida, sobre todo tras el cierre de la hostelería. También están al borde del precipicio muchas tiendas. De hecho, se calcula que la crisis sanitaria se llevará por delante a 1.500 comercios de los cerca de seis mil que había antes del covid y destruirá 3.500 empleos de los 15.000 que alimentaba esta actividad. Son los datos que barajan en la Cámara de Comercio de León. «La facturación caerá un cincuenta por ciento», añade el responsable del área en este órgano, José Manuel Alonso, quien augura consecuencias peores para los bares y restaurantes, afectados en estos momentos por otros catorce días de cierre parcial, hasta el 3 de diciembre.
El servicio a domicilio y las entregas, en la calle, de los pedidos mantienen en pie a muchos de estos establecimientos, pero eso no bastará para esquivar su deceso. Si pierden las navidades, y sin ayudas directas, tendrán que bajar la trapa. Enero y febrero son meses especialmente malos. Nadie del sector se atreve a aventurar qué ocurrirá en diciembre (tampoco los responsables públicos), aunque son optimistas y confían en que reabra la hostelería y se reactive el consumo. Lo que está muy claro es que las limitaciones continuarán durante las fiestas.
Guillermo León Prieto, en la administración de Gil y Carrasco. JESÚS F. SALVADORES
Aún así, hay todavía demasiadas incógnitas por despejar. ¿Podrán reunirse más de seis personas? ¿Abrirá el ocio nocturno? ¿Se celebrará la cabalgata? ¿Terminará el cierre perimetral? ¿Se podrá viajar para cenar con la familia? Dependerá de cómo evolucione la pandemia, pero, sin duda, estas navidades serán diferentes. Y quizá telemáticas.
No obstante, ninguno de los autónomos consultados por Diario de León da la campaña por perdida. Confían en que las ventas en el comercio sea similares a las de otros años y que el virus dé un respiro después de tantos meses de prohibiciones. De todas formas reconocen que sin cenas de empresas, ni cotillones, ni fiestas, como auguran los expertos, el ocio nocturno y la restauración quedarán muy tocados.
«La hostelería y el comercio somos un binomio que se retroalimenta. Su cierre nos afecta mucho, como hemos dicho siempre», continúa José Manuel Alonso, quien confía en que puedan volver a partir del día 3.
A la expectativa
Para muchos negocios, las navidades son la mejor época del año. Su viabilidad depende de los ingresos asociados a diciembre y enero, cuando el consumo se dispara. Después llegan los peores meses de la temporada, febrero y marzo, justo antes de la Semana Santa
«Necesitamos unas navidades cercanas, con alegría y ambiente por las calles. El pequeño comercio y la hostelería cumplen estrictamente con todas las medidas de seguridad», subraya el representante de la Cámara, quien avisa de que «las aglomeraciones se dan en las grandes superficies».
David Hunt, en la Confitería Montañés. JESÚS F. SALVADORES
Roberto, en el restaurante El Patio de San Andrés. JESÚS F. SALVADORES
Aboga por un consumo responsable, en la tienda de barrio, donde se ofrecen todas las garantías, además de un servicio de «calidad» al que no se puede llegar a través de la venta online. «Es cierto que hay que digitalizarse, estar en redes sociales y en internet para mostrar toda tu oferta, pero el comercio aporta mucho a la ciudad y ofrece una experiencia diferente por la cercanía y por cómo empatizamos con nuestros clientes», recuerda.
Insiste también en que hacen falta medidas que de verdad aligeren la carga de esta crisis sin precedentes, no aplazamientos que únicamente retrasan el problema o, incluso, lo agravan, con más deuda. «Los ICO no son la solución», lamenta José Manuel Alonso, quien reconoce que hay iniciativas, como el bono comercial, que ha inyectado más de un millón de euros a la economía local, o la exoneración de la ORA, durante dos horas del sábado que están funcionando, pero si la crisis, como parece, se alarga en el tiempo harán falta otro tipo de acciones que eviten la crónica de una muerte anunciada.
Gladys, tras la barra del New Port. FERNANDO OTERO
Isabel Urdiales, en su peluquería, junto a los cines Van Gogh. JESÚS