La prisión de Villahierro revisará su seguridad después de la fuga del Piojo

Serraron día a día los barrotes de un habitáculo al que acudían cada día después de su trabajo en la cárcel de Valdemoro tras haber hecho una copia a la llave. El día que consiguieron derribar los hierros aprovecharon para salir a un tejado del que bajaron con sábanas atadas; las mismas que utilizaron para después saltar la valla perimetral y un muro de siete metros con concertinas hasta que huyeron de prisión. Fue el último sábado del pasado mes, a las siete de la tarde. Todavía hoy la Policía sigue buscando al Piojo y a su hermano, Miguel Ángel Moñiz Alcaide. Todo está grabado, pero la seguridad en las prisiones y la falta de personal tantas veces denunciada por los representantes sindicales ha vuelto a entrar en cuestión.

En consecuencia, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha remitido un oficio a los directores de las cárceles para que refuercen y revisen la seguridad de los centros ante los incidentes ocurridos este año, el tercero de este tipo en diez años.

Según el oficio, que no nombra esta fuga, los responsables de las cárceles deberán realizar un «chequeo minucioso y pormenorizado» de todos los medios activos y pasivos de seguridad.

Muros, vallas, concertinas, barrotes, portones, vídeo-sensores, barreras microondas y arcos detectores, entre otros, son algunos de esos elementos que menciona el oficio.

Prisiones remite habitualmente poco antes de Navidad, Semana Santa y verano un oficio para recordar las medidas de seguridad, como ha hecho en este documento, que no incluye ninguna nueva. De todos modos, ha enviado el oficio «partiendo del análisis de las incidencias e incidentes regimentales acaecidos en el presente año».

Insiste el documento en la necesaria coordinación con la Guardia Civil, responsable de la vigilancia del perímetro exterior, y se remite la normativa ya existente para recordar a los funcionarios que deberán conservar en su poder las llaves, «practicando personalmente las operaciones de apertura y cierre de las puertas». Hace referencia a la instrucción que establece las requisas de todas las dependencias al menos dos veces por semana y hace hincapié en «la necesaria revisión periódica de aquellos locales o dependencias a los que se accede de manera puntual o no habitual», como podría ser el «cuarto de maletas», aunque el oficio no lo nombra. Pide a los jefes de Servicio que verifiquen la correcta ejecución de las rondas nocturnas y supervisen durante el turno de noche que todos los funcionarios se encuentren presentes en los departamentos que tengan asignados.