El pleito condiciona el uso del suelo liberado
Las pretensiones del Adif condicionan incluso la negociación abierta con el Ayuntamiento para dilucidar cómo se gestiona el suelo que queda ahora en superficie después del soterramiento. Con los trabajos en el subsuelo ya en su última fase, aunque sin que se haya fijado de manera clara cuándo se estrenará el paso de los trenes bajo tierra camino de Asturias y Galicia, el consistorio quiere definir la solución para un espacio que no tiene nada que ver con lo que recoge el Plan Regional de Ámbito Territorial (Prat). Sin la opción de utilizar la sociedad León Alta Velocidad 2003 como herramienta de gestión, dado que fue la única de toda España que se decidió eliminar, la posible salida se presenta con la definición de un convenio en el que cada una de las partes se comprometa a unos objetivos.
La demanda enmarca una mesa de negociación de la que depende la imagen exterior de la bolsa de suelo afectada. Más allá del pasillo por debajo del cual circularán los trenes, encajonado en superficie por un vallado y con el adorno de las luceras, queda una extensa mancha que antes ocupaban los tendejones ferroviarios y otros elementos auxiliares del servicio. Por ahora, se ha adecentada, después de años de convertir el espacio en una escombrera, pero no queda clara cuál será su función. No caben ya las 4.366 viviendas que había programadas, toda vez que se recortó de 2,6 a 1,2 kilómetros el soterramiento, pero sí una área en el que tendrá que decidirse qué parcelas serán construibles, con el consiguiente rendimiento económico para Adif, y qué viales y otros servicios gana la ciudad.