Mensaje de cercanía
El nuevo obispo recuerda en su toma de posesión a los «golpeados por el covid»
Luis Ángel de las Heras recibe el testigo de Julián López en la Catedral con aforo limitado
Influido sin duda por su espíritu de misionero claretiano y la estrecha vinculación de esta orden con los más desfavorecidos, Luis Ángel de las Heras, tomó ayer posesión como nuevo obispo de León recordando en su homilía de estreno a todos los castigados por la pandemia del coronavirus. «Quisiera que mis primeras palabras llegaran hasta quienes están siendo golpeados por la enfermedad, la muerte, la soledad, la precariedad, la tristeza y la desesperanza a causa de esta pandemia en León y en tantos lugares de la tierra». Un mensaje de cercanía que completó con un «recuerdo agradecido a los profesionales de la salud y trabajadores de otros servicios en primera línea frente al covid, e igualmente a sacerdotes, consagrados y consagradas y voluntarios que cuidan acompañar y alientan con generosidad a tantas personas que lo necesitan. Nuestra oración, afecto y compromiso están con ellos».
En una Catedral a la mitad de su aforo por las restricciones sanitarias, De las Heras, que se convirtió ayer en el prelado legionense 129, estuvo acompañado, entre otras personalidades civiles y religiosas, por el obispo saliente, Julián López, y el nuncio apostólico, Bernardito Auza.
Cercanía y compromiso
«Quisiera que mis primeras palabras llegaran a los castigados por la enfermedad»
Antes del acto religioso de toma de posesión, De las Heras caminó brevemente en compañía del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, y del obispo emérito, Julián López, desde el edificio del Seminario Mayor por la plaza de Regla hasta el atrio de la Catedral. Allí, en la puerta principal, junto al parteluz de la Virgen Blanca,fue recibido por el nuncio apostólico y por el deán-presidente del Cabildo, Manuel Pérez Recio, quien le ofreció la reliquia del Lignum crucis, que se custodia en la Catedral, a la que besó en signo de veneración.
Dentro del primer templo leonés, vestido ya de púrpura, con mascarilla y mitra, estuvo acompañado por 18 obispos y varios arzobispos para la celebración de la misa estacional con la que daba inicio a su Ministerio Episcopal. «Esta es desde ahora tu iglesia para que la guíes con tu palabra», le dijo a modo de bienvenida el obispo saliente. Acto seguido el nuncio Bernardito Auza, dejó la cátedra episcopal donde se encontraba sentado e invitó a Luis Ángel de las Heras a ocuparla, en un gesto que simbolizó la toma de posesión.
En su estreno, De las Heras agradeció su etapa de cuatro años como obispo de Mondoñedo (Lugo). «También se ha convertido en a miña terra», dijo en gallego a modo de guiño amistoso. El grueso de su discurso, en el que pidió la ayuda de la Virgen del Camino y San Froilán, estuvo marcado por un hilo conductor: el compromiso con la comunidad, con el bien común y con los más necesitados. Así, defendió una iglesia de «cercanía, misericordiosa y samaritana».