Reciclaje de los cristales del coche
Las lunas del vehículo son elementos esenciales que garantizan la seguridad al conducir. Nos protegen de los cambios climáticos como la lluvia, el viento y también de los insectos que se cruzan en nuestro camino. Por este motivo, conservarlas en buen estado se vuelve imprescindible.
Estas piezas son sensibles porque se encuentran expuestas a los efectos meteorológicos y a los golpes producidos por pequeñas piedras que saltan cuando otros vehículos circulan en la carretera. Con el tiempo, estos mínimos impactos pueden ocasionar fisuras o roturas en los cristales.
En caso de accidente, los parabrisas juegan un papel clave en la protección de los pasajeros. Ayudan a evitar el aplastamiento o, que un ocupante salga despedido del coche. La composición de los cristales es un factor de seguridad debido a que la idea es que, en caso de rotura, las personas que están en el interior del vehículo sufran el menor daño posible.
¿Cambiar o reparar las lunas?
Las grietas, aunque sean ínfimas, con el tiempo pueden terminar rompiendo los cristales. Los expertos recomiendan, en pequeñas fisuras del parabrisas, repararlas cuanto antes y prevenir así tener que sustituirlas más adelante. Y para ello, nada mejor que recurrir a profesionales en el cambio y reparación de lunas .
La buena noticia es que, en caso de que esta solución no sea posible, la materia prima que se utiliza para fabricar los cristales de los automóviles es reciclable y es un proceso que puede repetirse las veces que sea necesario. Algo que permite cuidar el medio ambiente y contribuye a proteger nuestro planeta al evitar extraer de nuevo materia prima de la naturaleza.
Distinta composición de vidrios
Existe una gran variedad de tipos de cristales, aunque entre los más utilizados para la fabricación de los parabrisas encontraremos el templado, el laminado y el tintado.
Las lunas que poseen una sola capa de vidrio de alrededor de 5 mm de espesor son las conocidas como templadas. El proceso de fabricación se realiza alternando frío y calor reiteradas veces, hasta conseguir una dureza que brinda mayor resistencia a los golpes en comparación a un vidrio común.
La particularidad que presenta es que, cuando se rompe, lo hace en pequeños y numerosos fragmentos que impiden la visibilidad, y el objeto que produjo la ruptura puede entrar en el habitáculo con mayor facilidad.
En cambio, las lunas laminadas están compuestas por dos capas de vidrio que se unen por otra de PVB –una hoja resinosa basada en butiral de polivinilo– que proporciona mayor seguridad y evita, en caso de ruptura, que el cristal se resquebraje y se desprendan pequeños fragmentos.
Las lunas de vidrio tintado presentan un color más oscuro y tienen como objetivo absorber gran parte de la energía solar, algo que permite mantener una mejor temperatura en el interior del vehículo. A su vez, ayuda a disminuir el deslumbramiento producido por las luces de un coche que circule por detrás.
Proceso de reciclaje de los cristales
La reparación de las lunas es un procedimiento rápido que lleva alrededor de media hora, en comparación con la sustitución que suele tardar varias horas. Pero más allá del ahorro de tiempo, el arreglo evita la generación de residuos.
No obstante, en caso de necesitar cambiar el parabrisas, existe la posibilidad de un proceso específico que permite el reciclaje. Después de realizar el cambio, la luna averiada se traslada al almacén central donde se reúnen todos los vidrios desechados para luego enviarlos a una planta de tratamiento de residuos.
El reciclado requiere dejar el componente del cristal al aire libre de entre dos a seis meses para que las condiciones meteorológicas permitan que las dos capas de vidrio de la lámina intermedia se separen. Una vez que se han despegado, se procede al filtrado del cristal para realizar una clasificación de los diversos trozos en función de su tamaño.
Sin lugar a dudas, el reciclaje de los vidrios del coche nos permite ahorrar tiempo y dinero. A su vez, estaremos contribuyendo a dejar una huella ambiental más saludable para las futuras generaciones.