El gancho de las Fuerzas Armadas

13.00 horas. Un trueno de sonido rompió la calma de la Base Aérea de la Virgen del Camino. Imposible seguir con la vista al causante, un F-18 que atravesó el firmamento como una bala haciendo bucles y girando sobre su panza como si fuera un juego de niños. La habilidad de los pilotos españoles también pudo comprobarse ayer con las exhibiciones de los T-12, T-19 y C-101, y con las maniobra de aproximación de los helicópteros de salvamento. Todos ellos cruzaron el aeródromo militar en riguroso orden, dentro de las actividades programadas en la jornada de puertas abiertas en las que participaron más de 500 profesionales de los ejércitos de Tierra y Aire, junto con efectivos de la Guardia Civil. Las Fuerzas Armadas destinadas en León celebraron así su día festivo y lograron atraer a más de 4.000 leoneses a sus instalaciones. El buen tiempo, que elevó los termómetros a 30 grados centígrados, favoreció las muestras de aeromodelismo, las simulaciones de incendio, de rastreo de droga con perros policía, de desactivación de explosivos con un robot y los desfiles de material terrestre. Los actos de las Fuerzas Armadas se celebraron en la Base Aérea coincidiendo con el décimo aniversario de la Academia Básica del Aire, que ha formado en esos diez años a 1.600 personas. Su responsable, el coronel Antonio Valderrábano, considera que «ha tenido un brillante pasado» y que le espera «un espléndido porvenir». Prueba de ello es que para el nuevo curso se amplían de 115 a 145 las plazas del primer curso y que las mujeres se han ido incorporando hasta lograr representar un 20%. Además, el ministerio de Defensa aportará nuevo material educativo de tecnología puntera. En septiembre ya podrán utilizarse los simuladores de F-10 y helicópteros Colibrí para la formación de mecánicos. Veinte edificios De los 70 edificios que componen la Base leonesa se abrieron ayer al público una veintena para que se pudieran recorrer las aulas y laboratorios donde estudian los futuros especialistas del Aire. Precisamente el acto castrense más destacado fue la jura de bandera de un centenar de aspirantes al Ejército Profesional, que son alumnos de las especialidades de mantenimiento de aeronaves y de instalaciones (fresadores, soldadores, torneros y conservación). Valderrábano les animó en su discurso a aprovechar las facilidades que ofrece la institución militar para ampliar sus habilidades y conocimientos. También les explicó que junto al cometido tradicional de garantizar la soberanía e independencia de España, se han abierto otras posibilidades de colaborar en campañas de ayuda humanitaria. El día de las Fuerzas Armadas tuvo incluso una anécdota. El izado de bandera, a las ocho de la mañana, se realizó con numeroso público a pesar de la hora, gracias a un exaltador de la patria que dormía en el hostal y que abrió su ventana de par en par para gritar «Viva España, viva el Ejército del Aire», ante la mirada atónita de otros presentes un poco más dormidos. Sus salvas despertaron la curiosidad de otros hospedados, que también salieron a la ventana a presenciar el izado de bandera.