La Fundación y la Guerra Civil
Sierra Pambley (y IV)
Concluimos las entregas dedicada a Sierra Pambley, cuyo perfil histórico se ubica enfrente de la Catedral, recordando que la Fundación del mismo nombre se instituyó ante un notario madrileño el 21 de abril de 1887, a instancias del magnate don Paco Sierra. A la primera escuela agrícola y mercantil de Villablino se sumaron otros centros en Villameca, Hospital de Órbigo, Moreruela de Tábara y, en el año 1903, abrió sus puertas en la capital la Escuela Industrial de Obreros, complementada con otra sección dedicada a la agricultura que se instaló en el Monte de San Isidro. Siguiendo el ejemplo de la Institución Libre de Enseñanza, don Paco pretendió difundir entre las clases trabajadoras y campesinas una cultura gratuita y de calidad, gracias a la formación especializada que se impartía en sus escuelas, bien surtidas de excelentes y vanguardistas bibliotecas. Incluso grandes empresas de Madrid, como las «Mantequerías Leonesas», tuvieron su origen en los cursos sobre la industria láctea que se impartieron en Villablino. A pesar de las creencias de don Paco y su orden acerca de impartir clases de religión una vez a la semana, los núcleos conservadores de la época acusaron a la Fundación de ser una institución disolvente, amoral y masónica. De nada valieron las recomendaciones del fundador a sus profesores acerca de no mezclarse en cuestiones políticas, ni protagonizar enfrentamientos con sacerdotes o autoridades, pues habrían de pasar muchas décadas para que se reconociera en toda su valía la labor de las escuelas de Sierra Pambley. Don Paco no lo vería, pues falleció en Madrid el día 15 de enero de 1915, a los 88 años de edad, siendo sustituido en su puesto por don Gumersindo de Azcárate, desaparecido a su vez en 1917. Fue nombrado presidente don Manuel Bartolomé Cossío, quien permanecería al frente de la Fundación hasta 1935. Durante este tiempo ocurrieron dos circunstancias de enorme importancia. El año 1918, al considerarse que sus objetivos estaban sobradamente cumplidos, se cerró la escuela de lechería de Villablino. Y en 1921 los herederos de don Gumersindo, cumpliendo la voluntad del fallecido, crearon la Biblioteca Azcárate dentro de la propia Fundación. Fue elegido como primer bibliotecario don Antonio Marco Rico.