ANTONIO VALDERRÁBANO CORONEL DE LA BASE AÉREA DE LA VIRGEN DEL CAMINO
«No se ha reconocido la enorme evolución que ha vivido el Ejército»
Las hazañas bélicas de los cómics de los 50 y un Bristol destartalado, de tren fijo, en el que viajaba para veranear en las costas catalanas, removieron en su interior desde m
«Dos años no es un periodo de tiempo lo suficientemente amplio como para ver consolidados algunos proyectos en la Base Aérea, pero me marcho tranquilo por haber peleado mejoras y por haberme entregado al centro». Con esa confesión, el coronel Antonio Valderrábano, que ha dirigido la Academia Básica del Aire en los últimos 24 meses y que se marcha el próximo 9 de julio, comenzaba a desgranar varios retazos de sus 57 años de vida. Hombre vitalista y emprendedor, fue «un punto filipino» desde pequeño, según reconoce. Nació en el seno de una familia de la burguesía medio-alta catalana en el sexto y último lugar de la saga. Sus abuelos maternos poseían fábricas textiles en Cataluña y Madrid y su padre, de talante serio y disciplinado, se dedicó a los negocios, tras una fugaz incursión en el Ejército de Caballería. Su afición por los aviones nació pronto, ligada a los cómics y a los viajes de veraneo en un viejo Bristol. Una idea que fue madurando hasta los 16 años y que se concretó con su ingreso en las Fuerzas Armadas. La muerte de Franco le cogió en Talavera La Real. Ya era teniente y profesor de aviones de caza. «Recuerdo sobre todo la incertidumbre que suscitó. Yo carecía de grandes informaciones, porque era un tenientillo, y tampoco aprecié si había mucho o poco movimiento en el seno del Ejército. Se esperaba que hubiera una transición tranquila como afortunadamente ocurrió», explica. El golpe militar del 23-F «fue una sorpresa para todos». Valderrábano siguió por televisión la noticia desde su vivienda en la academia de San Javier (Murcia). «Estaban mis padres, casualmente, y mi mujer. Nos quedamos apesadumbrados. Yo no había recibido órdenes al respecto, supongo que sí estarían enterados los coroneles de las unidades de aviación», comenta. Su vida dio un giro poco después, tras superar los cursos del Estado Mayor y trasladarse a Madrid con su mujer y sus dos hijos. Su carrera se hizo «más seria», según define, acumuló más secretos y vivió momentos duros, como el estallido de una bomba colocada por ETA al paso de un vehículo de militares que habían compartido pupitre con él. -¿Cree que el Ejército podría resolver el problema de ETA? -No. Es un asunto político y, principalmente vasco. Esa es mi opinión personal, pero el presidente del Gobierno puede decidir lo contrario mañana. -¿Aprecia que el Ejército Profesional tiene buen pulso? -Sí, sólo hay que limar algunos aspectos para reclutar tropa. Se ha hablado de incrementar la oferta salarial, de abrir las puertas a los hijos de los inmigrantes... -¿Qué porcentaje de profesionalización ha logrado el Ejército del Aire? -Estamos en un 80%. Creo que la sociedad no ha sabido reconocer la enorme evolución del Ejército tanto a nivel profesional como social. Empecé volando en aviones de tela y madera y ahora los supersónicos alcanzan los 800 kilómetros por hora. Desde los 60 el cambio de mentalidad del Ejército ha sido brutal, y cambiar es algo duro que no se ha reconocido del todo. Era una evolución lógica, que la historia juzgará. Valderrábano participó en varias misiones de ayuda humanitaria en la ex Yugoslavia, reconocidas con una medalla de Umprofor. Sin embargo, nunca ha disparado con fuego real. La conversación se detiene para precisar las sensaciones del piloto de caza, anímicas y físicas. Para él, sentir la máquina en las manos, la potencia que permite colocar un avión a ras de suelo y en segundos en la vertical, da una sensación de superioridad y dominio «que hay que vencer», reconoce. El coronel, que fue nombrado Hijo Adoptivo el pasado día 7, que ha participado en pregones, rondas poéticas, charlas universitarias y todo tipo de acontecimientos deportivos y festivos de la ciudad, ha sabido integrarse plenamente en León, donde comenta que deja muchos amigos. Por eso ha sido un buen observador de la tierra. -¿Qué radiografía puede ofrecer de León, cuáles son sus puntos flojos? -Considero que la incertidumbre que generó históricamente que León fuera un cruce de caminos, una zona de paso, y el clima, tan duro, han ido marcando el carácter de los ciudadanos. La provincia tiene unos recursos fantásticos y unas calidades que se irán potenciando. Confío en que esa inercia de inestabilidad se rompa y León despegue pronto pisando el acelerador. Los medios de comunicación, esa antigua barrera con otras provincias, van a ser esenciales en ese cambio, sobre todo, para que León se conozca fuera y exporte su identidad y sus productos. La guinda es que los propios leoneses sepan vender lo que tienen. Soy catalán y siempre he visto que los propios ciudadanos son los que han tirado por su tierra. No se puede esperar que otros vengan a solucionar el problema. Además de su talante alegre y práctico, el coronel ha sabido imprimir su sello personal a la Academia Básica del Aire en estos dos años, despejando las dudas sobre su continuidad en León y abriéndola a España. Defensa ha autorizado inversiones de 7,5 millones de euros para mejorar camaretas, aulas, habilitar una piscina climatizada de entrenamiento y un penal para que cumplan las penas de reclusión de hasta seis meses los militares infractores de la zona Norte de España. Además, el próximo curso los especialistas podrán utilizar tecnología puntera en simulación. Valderrábano deja la dirección de la Base Aérea leonesa, que se extiende sobre 70.000 metros cuadrados, tras la entrega de despachos del 9 de julio, con presencia de los reyes. Su nuevo destino es la División de Planes del Estado Mayor de la Defensa. Tendrá menos actos protocolarios y más trabajo de oficina y viajes al extranjero para resolver presupuestos y diseñar misiones. Según admite, echará de menos las amistades y la calidad de vida de León, algo que no le ofrece Madrid.