A Dover el Palacio de Deportes se le quedó grande

Unos seiscientos seguidores de Dover apenas hicieron bulto en el Palacio de Deportes, con capacidad para más de cinco mil espectadores. Tener que pasar por taquilla para disfrutar del concierto se vió recompensado con creces. Amparo y Cristina Llanos, líderes del cuartero musical, involucraron desde el primer momento a sus seguidores en el espectáculo. Sin grandes focos, escaleras o efectos especiales, Dover ofreció lo que mejor sabe hacer, rock puro y duro. Desde el inicio del concierto el cuarteto, formado por las hermanas Llanos, Álvaro Díez (bajo) y Jesús Antúnez (batería), conectó con el público que tatareaba sus canciones y baliaba al ritmo de los veloces guitarrazos. Dover demostró encima del escenario que sólo con la buena música, y sin adornos artificiales, se llega directamente al corazón del público. Pese a que no vendieron muchas entradas, el éxito se puede dar por conseguido a tenor de cómo disfrutaron los asistentes, que alabaron la entrega de Dover en su potente directo. El grupo de rock encandiló a los leoneses con los temas procedentes de su último disco, I was dead for seven weeks in the city of Los Angeles. Pero la respuesta del público al escuchar viejos temas del álbum Devil came to me, publicado en 1997, fue la más impresionante. Todos corearon el single de este disco con entusiasmo. Serenade también se llevó sus merecidos aplausos. Ovación de reconocimiento para este grupo madrileño, que ha ido forjando un camino en el rock español y en todo su panorama musical. No es de estrañar que cantando al diablo vendieran más de medio millón de discos y fueran galardonados con el premio Ondas y el MTV.