Miles de leoneses se lanzaron a la calle en la cabalgata de despedida
Música, confeti y fantasía entre carrozas y fiesta
Saltimbanquis, payasos y grupos de animación pusieron la nota de color en la cabalgata final fiestas. Cientos de niños y mayores se acercaron como cada año para disfrutar con
Las calles de León se vistieron de fiesta para acompañar a la cabalgata final
De nuevo fueron los pequeños los que más disfrutaron de la gran cabalgata que anunció el fin de las fiestas. La sorpresa llegó con el desfile de una carroza inédita, dedicada a Gaudí. Sobre una plataforma de 17,7 metros de longitud y de 2,65 de anchura se pasearon dos morfológicos de las portadas de la Casa de Botines y del palacio Episcopal de Astorga. Delante de ellos se mostró una reproducción del parque Güell. Confeti, música y charangas llenaron de humor y alegría las calles de León que se vieron inundadas de carrozas, grupos de animación, saltinbanquis y payasos. Esta cabalgata de despedida contó además con un espectáculo de fuegos; un grupo vasco de diez actores y actrices interpretó Rekolore, un pasacalles que consiguió perturbar la normalidad del desfile contagiando al público. Bandalú Teatro contribuyó al bullicio con su estructura móvil de brazos giratorios, inalámbricos y con su pirotecnia no explosiva. Su carrusel simuló recoger firmas para una investigación sobre un mundo futuro. Las coreografías de baile y sus movimientos con palos llevaron el asombro a los miles de leoneses que se lanzaron a las calles a disfrutar. La reina de las fiestas, Sandra Blanco, abandonó su palacio para desfilar con un trono especial en una carroza con unos llamativos rodapiés que no pasaron desapercibidos. Los amantes de los gigantes y cabezudos disfrutaron con el vestido que estrenó en esta edición la Tarasca: una reproducción de los que usaban hace ya treinta años para acompañar los desfiles sanjuaneros sobre sus zancos de metro y medio.