Encrucijadas en el barrio de San Claudio
Párroco Carmelo Rodríguez (I)
Junto a la pujante barriada del Ejido y el moderno Polígono de Eras de Renueva, sin duda la mejor baza de futuro urbano con que cuenta la ciudad, quizá sea este entorno de San Claudio el que mayor evolución haya experimentado durante los últimos cien años. Porque, efectivamente, a principios del siglo XX este núcleo verde y casi rural tenía como señas de identidad más significadas la famosa huerta de «El Cornetero» y el llamado Paseo del Túnel, un romántico jardín orlado por hileras de castaños de indias. Un agradable espacio de asueto y descanso, donde nacerían muchos de los romances que marcaron las vidas de nuestros abuelos. Sin embargo, una vez finalizada la cruenta Guerra Civil comenzarían a levantarse las primeras casas, tomando la barriada cierta entidad urbana y social. Atrás, en el nostálgico agujero de la memoria, quedaron las verbenas y los bailes domingueros que se celebraban en el lugar, utilizado igualmente por los mozalbetes de la época para dar sus primeras patadas al balón. Durante las últimas décadas del pasado siglo XX quedaría completado el barrio de San Claudio, conformando en la actualidad un núcleo vivaracho, salpicado de bares y comercios que suponen una constante invitación a vivir el ahora. Pues bien, una de las calles más significativas del entorno es la que lleva en su rótulo el nombre de «Párroco Carmelo Rodríguez», un personaje entrañable y querido, fallecido por desgracia prematuramente, que dirigiera la cercana iglesia de San Claudio durante cinco fructíferos y provechosos años. Pero ya hablaremos más delante de nuestro destacado protagonista, pues ahora debemos centrarnos, como es habitual, en la descripción urbana de la vía a la que da nombre. La calle nace en la bautizada como plaza de los Doce Mártires, un pequeño y arbolado espacio utilizado, al menos en parte, como aparcamiento para vehículos. De este mínimo enclave, rodeado por una hilera de modernos bloques de viviendas, nace la arteria del día, enfilando en sentido ligeramente descendente un mediano trazado que concluirá en la prolongada calle de Martín Sarmiento. En la mano izquierda encontramos los laterales de dos edificios que procuran cierta impronta educativa a la calle. En primer lugar el Colegio Mayor Universitario San Isidoro, en cuyos bajos se ubica la Dirección Provincial de Educación. Y un poco más adelante, tras rebasar la calle que lleva el nombre del ministro franquista Jesús Rubio, el lateral del colegio San Claudio, todo un referente de jolgorio y formación para la abundante chiquillería del entorno.