Diario de León

Las escasas alternativas de inversión animan las continuas subidas de precio

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La continua subida de los precios de la vivienda desalienta a quienes quieren comprar un piso para uso propio, pero anima a los que buscan invertir en ladrillos con expectativas de revalorización. La rentabilidad de los últimos años justifica estas inversiones, y se mantiene actualmente a pesar de que los expertos habían anunciado ya para este año una contención de los precios. ¿Por qué siguen subiendo a este ritmo las viviendas? Germán Pérez Barrio, director gerente de Tinsa, recuerda que entre 1996 y el 2001 la vivienda se ha encarecido en el conjunto del país una media del 68%, llegando en algunas comunidades a doblar su precio en este periodo. Y distingue dos fases en esta escalada de precios. La primera parte del boom inmobiliario se debió a una notable mejora de la situación económica, acompañada por una bajada de los tipos de interés y el alargamiento de los plazos de devolución de los créditos. A partir del 2001, cuando en teoría había concluido el periodo lógico de subidas al estar satisfecha la demanda, se inicia la segunda fase, provocada por la falta de atractivo de las inversiones alternativas (la bolsa por su incertidumbre y la deuda pública por su baja rentabilidad). Los expertos consideran que la oferta de vivienda seguirá siendo elevada, aunque no tanto como en los últimos años. El principal problema para el encarecimiento de los pisos será la falta de suelo edificable, una dificultad que en el caso de León no lo es tanto, porque el suelo liberado antes de la revisión del Plan General de Ordenación Urbana está permitiendo mantener el ritmo constructor. Por parte de la demanda la situación del empleo no ha cambiado de manera sensible, los tipos se mantienen en cotas bajas y la rentabilidad de inversiones alternativas es muy dudosa. Con estos datos resulta difícil prever cuándo se moderarán los precios de los pisos, o si en algún momento la llamada burbuja estallará y dejará detrás una rebaja. Lo más razonable es que el ajuste lleve a unas rentabilidades menos sabrosas, pero es muy poco probable que los precios de la vivienda bajen. En caso de dificultades, los propietarios siempre preferirán esperar tiempos mejores, pero mantiendo sus propiedades.

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