Avenida de los Peregrinos (I)

Aunque parezca increíble a las jóvenes generaciones, la pequeña historia del Polígono de Eras de Renueva, seguramente la mejor apuesta urbana con que cuenta la ciudad, se remonta al Plan Parcial del mes de abril de 1961, modificado con posterioridad en 1980. Efectivamente, hace la friolera de cuarenta años la Administración decidió actuar con un evidente fin social y de utilidad común, plasmado a efectos prácticos en la construcción de una serie de viviendas "protegidas". Con este propósito se procedería a las pertinentes expropiaciones y posterior ordenación del terreno, contratando en 1964 las obras. Sorprendentemente, el 21 de marzo de 1967 el Tribunal Supremo declaraba nulo el expediente expropiatorio, entrando a partir de entonces en un tira y afloja entre la Administración y los propietarios, hasta que en 1984 la Junta se hizo con la titularidad de la mayor parte de los terrenos. En la década de los 90 del pasado siglo se comenzó a edificar, paliando definitivamente el grave problema que se arrastraba desde mucho tiempo atrás. En pocos años todo el entorno se vería poblado de grandes y modernos bloques de viviendas, salpicados por múltiples y gratificantes espacios verdes. Además de ese gran eje urbano de Eras de Renueva que supone la cosmopolita avenida de los Reyes Leoneses, el vial más extenso y representativo es la bautizada como Avenida de los Peregrinos, cuyo primer tramo se llamó anteriormente avenida de Ponferrada. La arteria parte de la glorieta que ornamenta el final de Suero de Quiñones, a un paso de la oficina del Procurador del Común y de esa joya de arte plateresco universal que es San Marcos. Precisamente el lateral del confortable establecimiento hotelero acompaña a la avenida de los Peregrinos en su primer trecho. Algo más allá, aparece el puente nominado en recuerdo al Almirante Martín Granizo, vial que une Eras de Renueva con la barriada de Pinilla. Adelante, ahora en la acera contraria, encontramos el nuevo tanatorio que vino a sustituir, a partir del 30 de junio del año 2000, a las viejas instalaciones ubicadas en la calle Julio del Campo. Allí estuvieron los servicios funerarios desde los años ochenta, después de que el Parque de bomberos abandonara el edificio, con destino a Sáenz de Miera.