Treinta minutos presidenciales

Justo cuando estaba previsto, a las 13.10 horas, el helicóptero del presidente aterrizó entre Cembranos y San Cibrián dentro de su apretado periplo por distintas obras de autovías en la comunidad. Al pie de las aspas esperaban bajo un auténtico vendaval de polvo las principales autoridades para recibir al presidente. Algo más de cien metros de camino recientemente asfaltado -sólo para esta breve visita- antes de llegar a una pequeña explanada -también arreglada para la ocasión- donde le esperaban el resto de los invitados, la treintena de periodistas y el medio centenar de vecinos que protestaban a más de 300 metros de lugar, tras varios controles de seguridad, contra RMD. Cazadora «beige», camisa blanca con rayas azules, pantalón informal azul marino y castellanos granates con borla de colegial componían el atuendo del presidente, una de cuyas muñecas lucía además su inseparable pulsera de hilos. Antes de que el ministro de Fomento -ataviado a la moda marinera con naúticos, americana de capitán, camisa de cuadros azul y gafas de sol- expusiera las bondades de su gestión a la hora de proyectar, aprobar, licitar y comenzar a construir la autovía León-Benavente, Aznar saludó a los estrictamente en fila responsables de carreteras nacionales, autónomicos y provinciales. Un pequeño grupo de obreros de la nueva vía también esperaba al presidente con sus monos azules impecables y su relumbrante casco amarillo. El breve discurso de Cascos, que acompañó a su jefe en todo su recorrido por las vías de la comunidad, al igual que el presidente de la Junta y el delegado del Gobierno en Castilla y León, dio paso a señalizaciones sobre los planos comentando la obra que Aznar siguió con interés. Después tocó el turno del saludo a los periodistas y gráficos acreditados y a la representación socialista que acudió al acto, más bien por recomendación directa de su dos jefes más inmediatos -Martínez Villalba- que por propia voluntad. Aunque la diputada Amparo Valcarce ironizó con que habían sido invitados «por tierra, mar y aire» por parte del PP. Cuando Cascos culpó en su discurso a los socialistaes del retraso en las infraestructuras de León, más de un concejal del PSOE tuvo que morderse la lengua. «Para tragar esto hay que tomar mucha quina, majo», espetó la edil Natalia Rodriguez Picallo a su compañero Pedro Figueiras.