El posible asesino se lavó la sangre en el baño y huyó

Las primeras investigaciones del macabro homicidio de José Manuel Riojano revelan que su posible agresor mantuvo la sangre fría tras haber cortado a la víctima la yugular y haber asestado al frutero otras puñaladas con arma blanca en la tráquea, el tórax, un brazo y las manos, según el informe de la autopsia. El agresor dejó huellas de sangre en el baño, donde se aseó antes de abandonar el escenario del crimen, según la investigación. En la casa se localizaron varios cuchillos de cocina con la punta doblada, que están pendientes de analizar por si se hubieran utilizado como arma homicida. En el salón de la casa de Bernardo del Carpio apareció, además, una botella rota, que se sospecha pudiera haberse empleado para golpear en la cabeza a la víctima. La autopsia reveló que Riojano había sido agredido con un objeto contundente en el cráneo. En la vivienda residían con Riojano otras dos personas, un anciano de 71 años que fue el descubridor del cadáver y que asegura que no oyó gritos ni revuelo, sólo un leve quejido de auxilio al filo de las nueve de la mañana del viernes, que duda si fue soñado o real. No se levantó de la cama en todo el día hasta las cuatro de la madrugada del viernes al sábado, momento en que encontró el cuerpo sin vida en el salón. El otro inquilino, compartía la habitación con el fallecido. Según comprobaron los agentes del Cuerpo Nacional de Policía tanto la cama de Riojano como la de su compañero estaban deshechas. El frutero, que hoy podría haber celebrado su 38 cumpleaños, es la tercera persona que ha perdido la vida de forma violenta este año. Las otras víctimas también murieron por arma blanca. Uno, en un prostíbulo del pasaje de Ordoño II y otro, apuñalado en Doctor Fleming.