Sucesivos retrasos y modificaciones en el proyecto
Las obras de construcción del aparcamiento de la plaza Mayor se prolongaron durante tres largos años. En ese periodo el precio final de la obra se encareció progresivamente. La primera dificultad a la que se tuvo que enfrentar fueron los descubrimientos arqueológicos. Los restos encontrados debajo de la plaza no llegaron a detener la obra, sin embargo, la retrasaron durante un año y medio y estiraron el presupuesto inicial otros ochenta millones de pesetas más. Pero este no fue el único problema que se encontraron los responsables municipales. El mes de agosto pasado, la necesidad de trasladar un transformador de Iberdrola provocó un nuevo retraso y volvió a repercutir sobre el precio final. El equipo de gobierno municipal planteó entonces que fueran los futuros compradores de las plazas quienes abonaran la diferencia. Así se evitó que las maltrechas archas municipales tuvieran que hacer un desembolso adicional de 600.000 euros. Estas renegociaciones del precio de las obras desataron entonces duras críticas del Partido Socialista. El portavoz municipal de esta formación, Miguel Alejo, criticó entonces que fuesen los vecinos quienes pagasen el «descontrol» del Ayuntamiento. Además, el PSOE rechazó que las modificaciones de las obras respondiesen a imprevistos: «Se adjudica a una empresa y se añade un modificado que no está sujeto a concurso», aseguró Alejo. Los distintos retrasos e incrementos en el precio de las obras fueron achacados siempre por el equipo de gobierno a la dificultad de construir una instalación de esta magnitud en pleno casco histórico. El último obstáculo para que esta obra entre definitivamente en funcionamiento es meramente