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Rosaura Castellanos testificó durante una hora ante el juez que investiga el caso Cuiña sobre el incendio de Begar

La viuda de Wolfang volvió al juzgado para matizar su declaración

Rosaura Castellanos, la mujer que destapó hace dos años con una carta de su ex marido la existencia de una presunta trama para ase

Rosaura Castellanos, en los pasillos de los juzgados leoneses en una fotografía de archivo

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León

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El juzgado de Instrucción número 2 de León tomó ayer de nuevo declaración a Rosaura Castellanos, la viuda de Rafael Wolfang, uno de los supuestos sicarios de la agencia D''Ajenti y del empresario Martínez Núñez para realizar sabotajes. Castellanos fue citada en el tribunal de León por encargo de la jueza del juzgado de Instrucción número 3 de Valladolid que investiga los incendios de las sedes de Begar y Retecal en esa ciudad en 1999 y que pidió ciertas aclaraciones de la viuda respecto al uso de un martillo en los ataques a las oficinas. Ambos jueces han apreciado contradicciones en las afirmaciones de Castellanos, según ha trascendido. La magistrada vallisoletana ha llegado a la conclusión de que José Martínez Núñez habría ordenado a los hermanos José Manuel Pintado y Timoteo Pintado, que gestionan la agencia D''Ajenti, «que causaran daños en la sede de las empresas Begar y Retecal en Valladolid», y que éstos, a su vez, «se lo encargaron a sus empleados Rafael Wolfang y Gustavo Alonso Melcón». De la instrucción realizada deduce que los presuntos autores materiales del incendio accedieron al local de la calle Francisco Hernández Pacheco 14 tapados con pasamontañas y portando garrafas de gasolina, un martillo y un objeto cortacristales con el que fracturaron la luna del portal. «Una vez en el interior de las sedes de ambas empresas -añade el auto de la jueza- procedieron a verter el combustible por distintas dependencias y, tras prender fuego a algún papel lo arrojaron». Los daños se valoraron en 585.000 euros (unos 97,3 millones de pesetas). Las diligencias del incendio se habían archivado a los pocos días de producirse por falta de indicios sobre la autoría. Sin embargo, las investigaciones de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil para esclarecer los ataques al empresario Sindo Castro condujeron a la detención de los hermanos Pintado Palomo. Entre los numerosos documentos hallados en poder de los gestores de D''Ajenti se encontró una citación judicial sobre un litigio laboral en el que Rosaura Castellanos solicitaba una indemnización por la muerte de su marido Rafael Wolfang. La mujer aportaba una carta de su ex esposo, muerto en extrañas circunstancias el 1999, que desvela su implicación en el incendio de Begar, los atentados a Sindo Castro y una presunta conspiración contra el conselleiro gallego José Cuiña. La carta fue determinante para que la Audiencia de Valladolid rechazase el archivo de las diligencias. Protección policial Rosaura Castellanos no aportó ayer grandes novedades sobre sus versiones anteriores. Llegó al juzgado con protección policial y declaró por espacio de una hora en el tribunal encargado del caso Cuiña, un asunto que está en la recta final, tras levantarse el pasado mes de julio el secreto del sumario. El procedimiento se acumula en catorce tomos y recoge numerosas declaraciones, entre ellas, las de Martínez Núñez, vinculado en el informe de la Guardia Civil en el 2000 con la conspiración contra Cuiña. El empresario negó el 10 de marzo, al ser citado como imputado, toda relación con la trama, asegurando que pertenece a «una familia muy religiosa» y «nunca» se le habría ocurrido «algo similar». También negó que hubiera solicitado encargos ilícitos a los hermanos Pintado.