Desalojan a una embarazada y a sus tres hijos al incendiarse su vivienda

Todo quedó en un susto. El número 4 de la calle Cornatel, ubicada en el barrio de la Inmaculada, en la subida a los hospitales de la ciudad, comenzó a arder al filo de las ocho y media de la tarde. En la vivienda, de una planta, residen una mujer de 33 años, sus tres hijos y otros cuatro parientes en habitáculos ganados al jardín. El fuego no causó desgracias personales, pero la mujer, conocida como Carmen, fue presa de un ataque de pánico y se refugió en casa de unos familiares del barrio, según confirma la Policía Local. Carmen está embarazada de su cuarto hijo y no resistió ver como su casa quedaba devastada por las llamas. La rápida intervención de los Bomberos, que desplazaron un camión con cinco agentes, evitó la tragedia. Tras desalojar a los inquilinos, lograron sofocar las llamas una hora después. El fuego alcanzó las vigas de madera del techo y los especialistas tuvieron que levantar tejas y usar una motosierra para controlar que las llamas no se volvieran a reanimar. Al parecer, parte de los inquilinos estaban charlando en la acera cuando vieron que salía humo de la casa y dieron la voz de alarma. Las primeras investigaciones del suceso apuntan a que el causante pudo ser una estufa que encendió la mujer para calentar una de las dos habitaciones de su vivienda. La estufa incendió ropa cercana y las llamas se propagaron rápidamente a las paredes, a los enseres y al techo. El humo no afectó a los niños ni a la embarazada, según explica la Policía Local, que se personó en el lugar del incendio. Los Bomberos también había acudido con el camión escalera, pero no llegaron a utilizarlo para desalojar a los inquilinos porque la casa afectada por las llamas es de una sola planta. Susto en Obispo Almarcha Por otra parte, los vecinos del inmueble número 8 de Obispo Almarcha tuvieron ayer por la noche un sobresalto, al conocer que dos de las vigas del tejado de la casa de cinco plantas habían cedido. Los vecinos escucharon ruidos en el trastero y alertaron a la Policía Local porque creyeron que había ladrones. Los agentes comprobaron que el ruido era de las vigas. Al cierre de esta edición, los Bomberos y el arquitecto municipal tenían que revisar la estructura para dictar el desalojo.