Apasionado del trabajo

La palabra mágica de Juanvi, como le llamaban todos ayer, es trabajo, trabajo, trabajo. Juan Vicente Herrera, abogado, hijo de abogado, se ha forjado como líder del PP en Castilla y León en diez años de trabajo, sin correr, pero andando muy deprisa y muchos kilómetros, como hace en verano por el Camino de Santiago (desde antes de serpresidente) o la Vía de la Plata. En 1992 el consejero de Economía y Hacienda, el leonés Fernando Becker, por cierto, le llamó para ocupar la Secretaría de Economía, como a otros ex colegiales del César Carlos de Madrid. Se hizo con las riendas de la consejería en silencio y sustituyó al hoy ex ministro Juan Carlos Aparicio en la presidencia del Partido Popular de Burgos. Alguien le dijo entonces (y no se equivocó): «Este es tu día». Su primera cita electoral fue en 1995 como cabeza de lista de Burgos a las Cortes de Castilla y León. También accede entonces a la visecretaría de Acción Parlamentaria y Lucas le nombra portavoz del PP en la cámara autonómica y se consagró como el sucesor los seis años siguientes. El 19 de marzo de 2001 toma posesión como presidente de la Junta en sustitución de Juanjo Lucas, como le llamó ayer varias veces, y en junio Jesús Merino le deja su sitio en la secretaría regional del partido. Cultiva las amistades: no falta a su cita gastronómica en Burgos cada semana; la poesía: Borges, Gil de Biedma, Victoriano Crémer... Tiene la virtud de llamar a la gente por su nombre y es cercano con los que trabaja; de hecho, gana en las distancias cortas. Come poco y tiene un buen surtido de azules en el ropero, a juego con sus ojos y con los horizontes del PP. Su racionalidad no le impide apasionarse, como Acuario que es (cumple 47 el 23 de enero). Está soltero y es católico practicante, pero sus allegados desmienten que pertenezca al Opus Dei. Prefiere el norte al sur. Hila bien los discursos y usa un lenguaje asequible, con un cierto regusto a tecnocracia y lanzando ideas claras. A su gente ayer les dio seguridad, le aplaudieron con convicción, con la impresión de empujar a un líder sólido. Está por ver cómo llega a los ciudadanos, en la contienda electoral, desde las largas distancias del atril de campaña. Es una esponja para los informes, los lugares y las personas, pero su apariencia, a lo lejos, es la de un hombre muy serio. Él, con la maquinaria del PP a su entera disposición.