Un espacio para nueve siglos de historia
Botines se sacude la huella de la caja de ahorros
Fundos convierte la antigua sala del consejo de administración de la entidad en un recorrido documental por la historia de la provincia, con un lugar destacado para exponer por primera vez los planos de Gaudí
Más de 90 años de historia se borran del edificio Botines. Con el desmantelamiento de la sala de juntas del consejo de administración de la caja de ahorros, tras las precipitadas transformaciones de los últimos años hasta diluirse en la cascada de concentraciones bancarias y proyectos financieros fracasados, la histórica institución nacida con el objetivo de librar a las clases menos favorecidas de la usura desaparece de una construcción emblemática que hace tiempo se sacudió casi un siglo de convivencia de negocio bancario y patio de vecinos para convertirse en referente del turismo de museos de Castilla y León, sólo superado por el de la Evolución Humana de Burgos.
Si los proyectos se comienzan por la base, el de la musealización del legado de Gaudí en León se concluye por la azotea. Un espacio que con el paso del tiempo y los usos del edificio se colocó en las antípodas de las previsiones del genial arquitecto. Gaudí reservó el sotabanco del edificio que diseñó para albergar la tienda de tejidos y almacén de Fernández y Andrés (además de sus viviendas y otras en los pisos superiores) para los trasteros de los hogares, además de la casa del portero. Con la ambiciosa reforma llevada a cabo en los años 90 la parte alta del edificio se convirtió en la ‘zona noble’. Albergaría la sala del consejo de administración de la entidad financiera, y se revestiría de algunos de los elementos más preciados de la estructura, más allá del propio edificio y de los fondos artísticos de la entidad.
En la última fase del proceso de musealización del edificio Botines, la Fundación Obra Social de Castilla y León (Fundos) ha llevado a cabo el desmantelamiento de la gran sala de juntas del consejo de administración de la entidad financiera que albergó para crear un nuevo espacio museístico, que acogerá uno de los grandes tesoros de la heredera de la Obra Social de las cajas de ahorro: los elementos más destacados de su impresionante fondo documental.
Imagen de archivo de uno de los consejos de administración de Caja España. RAMIRO
La enorme mesa cuadrada (con sus instalaciones electrónicas) que recorría el perímetro de la gran sala, y que hasta el año 2013 acogió las intensas deliberaciones del más que variado espectro de consejeros que decidían el devenir de los ahorros de la mayor parte de los leoneses, ha desaparecido del sotabanco de Botines. Era la última estancia que recordaba el larguísimo paso de la entidad financiera por el histórico edificio.
Hoy su lugar comienzan a ocuparlo las estructuras de vidrio que preservarán el rico fondo documental que Fundos va a musealizar en esta parte del edificio, con el que pretende realizar un recorrido por más de nueve siglos de historia de la provincia: desde el siglo XII al XX. Casi al actual. Un recorrido que mostrará documentos inéditos hasta el momento, y que en una primera fase sólo podrá disfrutarse en la visita guiada al museo, explica su directora, Noemí Martínez Murciego.
Una lámpara y una alfombra
De la ambiciosa reforma anterior y del boato de la caja que soñó con ser el músculo financiero de Castilla y León quedan, más allá de la estructura arquitectónica, dos elementos que evidencian la grandilocuencia con la que hace no tantos años se pretendió conjugar el legado arquitectónico del genio catalán con el potencial financiero local. Uno de ellos, la espectacular lámpara de pan de oro y aluminio, de cinco metros de largo, diseño de Ingo Maurer. Entró en el espacio durante la obra y no tendrá más forma de salir que destrozándola, si es que alguien se empeña en reclamar su traslado.
Como no será posible trasladar, ni es la intención de Fundos, la alfombra de una pieza diseño de Paco Chamorro que, tras el desmontaje de la sala del consejo de administración, tendrá que ser objeto de limpieza y cuidado.
Una gigantesca pieza que fue tejida a mano en Tánger con lana de tres especies distintas de ovejas, y que no encontró forma de llegar directamente a León. De Tánger viajó a París, de ahí a Madrid y a León; y llegó a Botines para ser ‘arrastrada’ con una grúa por las escaleras durante la remodelación del edificio.
El sotabanco de Botines estará ocupado a partir de ahora por una selección del fondo documental que custodia Fundos, que va desde el archivo de los condes de Luna (el fondo más completo y mejor conservado de casas nobles) hasta documentos de los Reyes Católicos y otros desde el siglo XII. Tendrán un lugar destacado los documentos de la Real Sociedad de Amigos del País, y también de las sucesivas fusiones de las cajas de ahorro que dieron lugar a Caja España Duero.
La ‘joya de la corona’ será para el fondo Gaudí. Por primera vez se expondrán los planos originales del arquitecto para la casa Botines, con un soporte digital para apreciar sus detalles. Estarán ubicados en unas urnas especiales bajo de gran lámpara de Maurer.
Un privilegiado recorrido por nueve siglos de historia de León.