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La revolución de las furgonetas blancas consolida el brote de la logística en León
Transporte y reparto de paquetería ganan cuota de mercado al frente de los sectores capaces de generar empleo
La logística completa un salto exponencial en el panorama económico leonés. Además de representar uno de los tres segmentos en los que se genera empleo en la provincia, junto con la agricultura y las empresas tecnológicas, encaja en divisiones que no dejan de crecer.
Nuevos negocios, nuevas rutas, nuevos objetivos al calor del cambio de hábitos en el consumo.
La compra telemática genera una secuencia de movimientos en cadena con el que han terminado de explotar dos fenómenos ya introducidos en ciudades y áreas urbanas más populosas que León: un entramado de transportistas dispuesto a diario para atender el aluvión de pedidos online que deslocaliza el centro del mercado, a la vez que debilita el comercio local.
La ola de la pandemia
La demanda de consumo según esta fórmula de soluciones telemáticas ha disparado la relevancia del sector; el paso previo a la entrega, la red clave para culminar el proceso.
Así han brotado nuevos negocios, en torno a los que se aglutina una actividad febril por ese flujo de producto, del empaquetado que llega desde lejos, según el acuerdo entre vendedores y clientela; exponente de esta curva en pleno crecimiento, está en el polígono de Onzonilla, desde donde tiene su base en León una de las plataformas de referencia en el mercado online, que opera para este territorio a través de una empresa logística especializada en la entrega y reparto de paquetería.
Pocos enclaves de este área industrial del sur de la capital leonesa son capaces de igualar el movimiento que es capaz de generar por sí solo este negocio, que explosionó con motivo del frenazo a la actividad comercial presencial que supuso la irrupción de la pandemia, la pasada primavera.
La revolución de las furgonetas blancas ya es una realidad entre la acción económica que se ventila a diario en León, en uno de los espacios del sector terciario que aún no había acabado de tocar techo, y que ha logrado reinventarse al hilo de las variantes del consumo que permiten las nuevas tecnologías. Al final, resuelve un transportista, un repartidor, para que culmine con éxito todo el proceso comercial que se inicia con un clic. El ejemplo de la transformación del sector sigue el guión que acompaña la expansión de los gigantes de este negocio; la discreción es la seña de identidad. Pocos rótulos, ostentación mínima, escaparates invisibles. Una nave industrial lisa, sin estampados exteriores, basta para albergar los negocios más florecientes en las áreas industriales de la capital leonesa; el hilo de sinergias continúa como nicho de negocio para las empresas de alquiler de vehículos, que también suplementan la alta demanda del soporte para el reparto.
El último censo laboral en el entorno de León, la capital y su área periurbana, asignaba al sector de la logística más de siete mil empleo directos; lo que podía significar entonces más del 5% de la masa laboral en la ciudad y el alfoz. La aportación estadística es anterior a este último aluvión de actividad en torno al reparto de género que se escapa a los circuitos del comercio tradicional.
La ampliación del horizonte que surge por el trasiego del consumo hacia las ventanas electrónicas ha terminado por consolidar la presencia de marcas de distribución y entrega ya establecidas; ha abierto un espacio amplio a otras que acaban de desembarcar en León; y entre medias, han creado un tejido de actividad vinculado al transporte que supone un balón de oxígeno para cientos de profesionales del sector, autónomos, a los que la crisis habría ahogado sin este flujo de reparto comercial.