A funcionar

«Me parece completamente insatisfactorio, vamos. Eso es público y notorio. ¿Vosotras sabíais algo?, yo es que con este montón de expedientes ni consulto Internet». El comentario, pronunciado entre el enfado y la sorpresa, corresponde a una funcionaria de la Administración central en León. Ella renunció hace años al complemento de productividad que le obligaba a completar la jornada laboral por las tardes, lo que aminoró su sueldo entre 20.000 y 30.000 pesetas, dependiendo del mes. Sus compañeras de despacho echan cuentas y, en el mejor de los casos, calculan que la subida propuesta por el PP para los empleados públicos (2% del IPC previsto para el 2002 más un 1%, sin cláusula de revisión) les supondrá un aumento salarial de 36 euros mensuales, de los que doce corresponderían a la contraprestación por aceptar una mayor movilidad geográfica y de despacho y a trabajar por las tardes. «Es lo peor que nos podría pasar: llegar aquí a las siete y media de la mañana y salir a las tres, y encima abrir por las tardes. En nuestro caso -se trata de uno de los departamentos con mayor actividad burocrática de León- no se podría dar mejor servicio aun ampliando los horarios», comenta otra de las funcionarias ya introducida de pleno en la conversación. Si los expedientes hablaran confirmarían que el chascarrillo del día no fue otro que el mensaje del ministro de Administraciones Públicas, Javier Arenas, sobre la «armonización» de la jornada de los funcionarios. Pero el pulso va a ser duro. Si se amplía el horario de apertura en las oficinas que tienen más demanda, cree el Gobierno que se favorecerá la movilidad de los trabajadores de las distintas administraciones -resulta que UGT de León sólo tiene constancia de tres casos de traslados forzosos dentro de la Junta en León, e insinúa que se introdujeron con doble intencionalidad-, que se combatirá el absentismo laboral -los sindicatos no tienen constancia alguna sobre datos de este tipo en León, y los que son públicos no les dan credibilidad alguna- y que se potenciará la promoción. «No hay ningún funcionario que quiera trabajar por la tarde, y la reflexión de la Administración a este respecto es un engaño. El 2% de IPC previsto se lo puede creer el Gobierno porque sigue creyendo en los Reyes Magos, pero no los funcionarios», afirma el secretario de Organización de la Federación de Servicios Públicos de UGT en León, Nicolás Sanz. Según sus tesis habrá una consecuencia inmediata: «Si las retribuciones son importantes, trabajarán los jefes. Y si es algo para que los ciudadanos tengan mejores servicios de verdad, eso habría que pagarlo y no se va a hacer, por lo que a lo mejor de lo que se trata es de obligar a determinada gente a trabajar». No le falta razón. Un somero sondeo realizado entre los funcionarios de las principales instituciones de la ciudad saca a la luz este gran temor: los funcionarios que cobran un complemento de productividad o un plus de disponibilidad podrían ser obligados a partir de ahora a flexibilizar sus horarios. No se trataría de trabajar más, sino de hacerlo en horas que se adapten a los nuevos modos de vida de los ciudadanos, que en la mayor parte de los casos tiene muy difícil hacer papeles entre las 8 y las dos de la tarde. El Ayuntamiento de León, en este nuevo marco, está dispuesto a abrir las puertas por las tardes para cubrir los servicios más demandados, caso del registro o del departamento de información, explica el concejal de Personal, Miguel Fernández Llamazares. Ahora queda en el aire la pregunta de qué ocurrirá con los pequeños municipios, en los que los funcionarios cogen el coche de línea a las dos.