Diario de León

Luis Artigue EL AULLIDO

Una niña en San Froilán

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

SALIMOS, entramos, vamos a un concierto de Kepa Junquera y casi no nos dejan ver las banderas de León, pensamos en como también aquí el radicalismo improvisa identidades entre la gente joven, bailamos, encendemos un pitillo, miramos el reloj y de pronto, ya ven, aparece. Aún portábamos en el ánimo ritmos de acordeón y sonidos de txalaparta que habían sonado entre impulsos reduccionistas y provincianos (hay quien no entiende nada ni aunque se lo expliquen de forma hermosa delante de sus narices) mientras salíamos de la plaza Mayor hasta la Catedral con rumbo hacia la noche. Esta ciudad, como siempre, a pesar de posturas ensimismadas y consignas en «lleunés» que devalúan el espíritu de la música, está llena de ventanas al mundo que son un punto de partida para la imaginación reflexiva. Y es que la niña ecuatoriana que vendía música pirata en la Calle Ancha durante las Fiestas de San Froilán no sabía nada sobre derechos de autor, pero bastante de la vida. Me la encontré esa noche mientras vendía CDs arrodillada sobre una manta y casi no pude hablarle, pero la observé largo rato. Ella vendía, miraba, colocaba el material y se cuidaba de la policía sin reparar en que yo estaba allí, expectante con quien acaba de toparse con una metáfora. En sus manos curtidas creí ver escritos varios siglos de colonización y una historia sobre incesto, café y fuego. Con esto de que la inmigración de los hambrientos pueda ser ilegal, pensé que acaso nadie en su país podría demostrar que aún no esté allí, y no hay nadie en este otro que desee confirmar que aquí si está, por eso tal vez ningún papel oficial pueda constatar su existencia. ¿Existe? Se me ocurrió entonces que, en tal caso, estaba observando no a una persona sino a un fantasma. Esta ciudad nuestra, como todas en el mundo de hoy día, está llena también a pesar de los pesares de mensajes que orientan hacia la solidaridad cultural y el cosmopolitismo. Además, cuenta el periódico como acaban de reconstruir la Biblioteca de Alejandría, que precisamente fue una maravilla del mundo que preservó la cultura griega, romana y oriental, y sirvió para el intercambio y el mestizaje de los saberes. ¿Un fantasma? En ese instante me vino a la memoria que yo también tuve antepasados emigrantes orientados por la brújula del hambre y me dio por pensar que, como en la realidad de la imaginación la reencarnación no sólo existe sino que además es un hecho cotidiano, tal vez esa niña envejecida por la necesidad que tenía ante mis ojos fuera mi abuela. No se parece en nada pero fíjate, se le nota en la mirada... Hay cosas que a veces hacemos y son un juzgadas a nuestro alrededor como otra excetricidad o incongruencia, como una actitud políticamente incorrecta o qué sé yo, pero casi nadie se anima a pensar que detrás de esa acción no improvisada pueda esconderse una concepción del mundo, y más aún, cierto súbito contacto con el misterio. Por eso esas pautas de conducta impulsadas desde el interior no es bueno contarlas, sino que sólo se deben escribir si es que deseamos compartirlas. Nos lo enseñó con lucidez María Zambrano: «escritor quiere decir secreto; lo que no puede decirse con la voz por ser demasiado verdad». Y eso, una niña ecuatoriana en San Froilán, música, extremismo provinciano, inmigración, reencarnación, la abuela que regresa a mi vida portando memoria histórica... Como quien posa flores en el panteón familiar, esa noche compré un CD planchado de Boudiño. Ahora, mientras escribo, no pido absolución sino empatía.

tracking