León conquista el décimo lugar como destino rural pese al zarpazo del covid

Pese al duro golpe de la pandemia, con tres meses totalmente en blanco en el libro de huéspedes, el turismo rural leonés logró situarse en el año del covid en el grupo que lidera el ránking del país con mayor número de clientes en sus alojamientos. La provincia ya es la décima de España preferida por los turistas amantes de la naturaleza y la vida rural como destino vacacional. Y todo ello después de perder el año pasado algo más de 58.200 pernoctaciones, un 30% de las sumadas en 2019, que alcanzaron las 185.000.

Los datos publicados ayer por el INE revelan también que la estancia media de los huéspedes en las casas rurales de León fue en 2020 de 2,62 días y que el número de viajeros alojados ascendió a 48.436. Los precios cayeron un 0,18%, frente al 0,96% de media española. Las restricciones en las fronteras y las normas de otros países frente a la pandemia provocaron que los establecimientos de turismo rural perdieran el año pasado cerca del 90% las estancias de clientes extranjeros. Registraron 4.723 (de las 126.775 totales), mientras que en 2019 los visitantes internacionales alojados llegaron a los 39.603.

León cuenta con 284 establecimientos de turismo rural, que ofertan en su conjunto 2.148 plazas y dan empleo a más de 400 personas en los pueblos, además de suponer un factor esencial en la red de la economía local en sus territorios, suponen un importante yacimiento de empleo e impulsan la fijación de población. Este turismo, ligado a la naturaleza y el modo de vida rural genera también a su alrededor innumerables empresas de ocio, aventura y relacionadas con la agroalimentación

«Nuestra pesadilla son las restricciones de movilidad entre las autonomías y ahora entre las provincias, porque el círculo cada día se va cerrando más», lamenta el responsable de la Asociación de Turismo Rural Picos de Europa, con cerca de treinta establecimientos de esta categoría y alrededor de 120 plazas repartidas entre los municipios de Posada de Valdeón y Oseja de Sajambre. «Hasta que empezaron en otoño otra vez las restricciones de movilidad, íbamos bien, a partir de ahí todo fue bajar y bajar», dice Juan Manuel Blanco, también integrante de la asociación de Montaña de Riaño.

Durante el verano, el turismo rural leonés se convirtió en uno de los lugares de escapada para familias de las grandes urbes del país, como alternativa al turismo de sol y playa más masificado. En agosto estos establecimientos, incluso, consiguieron más pernoctaciones de huéspedes nacionales que en el mismo mes de 2019 (49.272, frente a 47.203). Lo mismo ocurrió en julio. Un verano que logró recuperar el pulso a un sector que hasta entonces agonizaba.

«Ahora estamos a la expectativa de la vacuna y del fin de las restricciones para lanzar nuestras campañas anuales». Aunque la ministra de Industria y Turismo anuncia el reinicio del turismo nacional para Semana Santa, el sector rural lo da por perdido.