La nueva ola de liberalización de peajes pasa de largo de las autopistas leonesas

Los peajes leoneses se quedan anclados en medio del más absoluto agravio que acompaña al noroeste en materia de comunicación e infraestructuras.

Y la margen de otra secuencia de rebaja de tasas, que esta vez va a beneficiar a la autopista gallega de la AP-9.

La fórmula empleada para iniciar el proceso de rebaja, rescate y liberalización de la estructura de pago que recorre el frente occidental gallego, comenzó por una cesión a la administración autonómica, que acaba de aprobar esta semana con mayoría abrumadora el Congreso de los Diputados.

Luego, llegará la aplicación de los recortes progresivos en la tarifa, hasta la supresión de los pagos, según se desprende de las previsiones hechas públicas esta misma semana por el departamento de Transporte de la Xunta de Galicia. Cualquiera de estos detalles crea ansiedad entre los dos soporte de pago para circular que afecta a los usuarios leoneses, que esperan en vano durante las dos últimas década a que se haga realidad algunas de las propuestas, promesas electorales y medidas políticas anunciadas con efecto de restar presión a las tasas, las de la AP-71 y a la AP-66.

Hasta ahora, la León-Astorga y la León-Campomanes (Pola de Lena) compartían una analogía inevitable con la AP-9; por la carestía de las infraestructuras, que corren a la par en las primeras posiciones de la tabla del ránking que distingue a las más costosas por kilómetros recorrido; por la traba que supone este peaje para el desarrollo territorial, rémora reconocida hasta por el Gobierno, y objeto de demanda de los agentes sociales y económicos, por suponer un yugo añadido para la actividad económica de empresas, industria y logística; por la longevidad de la concesión, en todos los casos con un horizonte amplio, en todo los casos hasta bien entrada la década de los años cincuenta de este siglo en curso.

Después de tres ejercicios consecutivos de subida, la tasa se mantiene desde el 1 de enero en la autopista asturleonesa y ve una aplicación de subida mínima en la León-Astorga, en uno de los dos tramos divisorios de la autopista; el redondeo al alza resolvió la rebaja que podía caber por la caída de los precios generales del 0,80%, que resulta de la tabla de cálculo que relaciona índice de precios al consumo y densidad de circulación al final de cada periodo anual.

La AP-9 sale airosa de la batalla contra este agravio del territorio del noroeste, en el que nadarán en la más absoluta soledad las estructuras de pago que suponen casi un tercio de los kilómetros de vía de alta capacidad de los que dispone la provincia de León.

La AP-9 camina ya hacia su triple condición de pública, gratuita y gallea, según definen los propios promotores de la iniciativa, que va terminar por dejar en la cumbre del coste por kilómetro y volumen de la tasa las autopistas leonesas.

Lo que tampoco va a desaparecer del plan de viaje que empleen los leoneses para llegar por vía de alta capacidad ala capital de España es con la planificación de los 13 euros por paso en el peaje de la AP-6, en las faldas del Guadarrama.

En la AP-9, mientras, ya se hacen cálculos sobre otro parámetro con el que sueñan las autopistas de León; el porcentaje de incremento de tráfico que supondrá la eliminación de peaje.