San Martín recupera su talla

La Virgen de la Piedad ha regresado de nuevo a su altar. Tras una estancia de casi ocho meses en el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Simancas, en la provincia de Valladolid. Tras una breve misa el alcalde, Mario Amilivia, el senador en las Cortes de Castilla y León y dos miembros de la Cofradía de Minerva y Veracruz despojaron a la Virgen de la tela que le cubría dejando a la vista de todos los asistentes las mejoras de la talla. Un acto en el que se dieron cita autoridades, miembros de la cofradía y los feligreses de la parroquia de San Martín para dar la bienvenida a La Virgen de la Piedad y poder contemplar la nueva imagen de La Virgen de la Piedad tras su proceso de «conservación». Así lo explicó la directora del centro de Simancas, Carmen Pérez de Andrés, en el que el paso titular de la Cofradía de Minerva y Veracruz ha recobrado su aspecto original. «Los resultados no son muy llamativos porque la talla estaba en buen estado. Más que restauración ha sido conservación», aseguró Pérez de Andrés a los congregados en la iglesia de San Martín. La directora del centro explicó que además de los aspectos relacionados con la policromía, a la talla se le habían repuesto dos dedos, añadido una peana de madera para una mayor estabilidad y un soporte para que la corona de plata no dañe el rostro de la Virgen. Ante la nueva imagen de La Virgen de la Piedad, el senado Arvizu no pudo evitar piropear a la talla con un «¡Guapa!» tras su discurso. Otro de los interventores, el párroco de San Martín, destacó que la escena que representa la imagen, la Virgen sujetando a su Hijo tras ser éste descolgado de la Cruz, fue «el doloroso parto de El Calvario», resaltando la majestuosidad de su conjunto. La Virgen Marinera En la retransmisión del discurso de Luis Pastrana, cronista de la ciudad, que no pudo asistir al acto, éste hizo memoria sobre la trayectoria de la talla. Destacó que el sobrenombre de La Virgen Marinera, que recibe la imagen, es debido a que en 1938 La Virgen de la Piedad viajó hasta Gijón para ser procesionada por los asturianos. A su regreso a León, en las páginas del periódico Proa pudo leerse que la virgen había recibido la brisa del mar y que por lo que se había convertido en marinera y por eso, «ha sabido capear temporales». Este es la segunda restauración a la que es sometida la talla. La primera, en 1949, fue necesaria tras el incendio que sufrió la iglesia por un cortocircuito. Después de 53 años, los cofrades consideraron que era necesaria otra intervención para devolver la lustrosidad a La Virgen de la Piedad, realizada en 1750 por el escultor Luis Salvador Carmona. La talla llegó a la iglesia en 1810.