Prisiones
La política de acercamiento duplicará en breve la lista de etarras en Villahierro
Hasta seis terroristas han recuperado la libertad desde León
La política de acercamientos de terroristas de ETA al País Vasco duplicará la nómina de reclusos de la banda que cumplen condena en Villahierro. Actualmente hay cuatro internos, todos varones, pero para los próximos meses se espera la llegada de otros cuatro más. En el año 2011 llegaron a ser catorce los presos etarras internos en Mansilla de las Mulas.
Josu Ginea Sagasti, (módulo 9), Jon Rubenach Roiz (módulo 11) y Ángel Lopez Anta y Juan Carlos Subijana Izquierdo (módulo 12 ambos), son los cuatro integrantes de la banda que cumplen penas en León. Para los próximos meses se espera la llegada de Diego Ugarte López de Arcaute, ‘Txikitxo’, procedente de Granada, José Ignacio Guridi Lasa, que llegará dede Jaén, José María Novoa Arróniz, trasladado desde Murcia y Fernando García Jodrá ‘Txomin’, que estaba en Huelva.
Progresión
Los traslados desde León a prisiones más cercanas al País Vasco también ganan frecuencia en el tiempo. Josu Uribetxeberría Bolinaga se desplazó desde León a Álava y Olga Comes Arranbillet cambió Villahierro por Villabona (Asturias). Lejos quedan ya los tiempos de Sara Majarenas, destinada a Aranjuez o el caso de Oroitz Salegi García, que de León se fue a Picassent (Alicante).
Logroño, con 25 reclusos trasladados, Zaragoza con 24 y Asturias con 16 son los destinos más utilizados por Interior en la política de acercamientos emprendida por el Gobierno. Vitoria (1), Aranjuez 81), Ciudad Real (2) y Bilbao (4) son los menos habituales.
De los 195 presos etarras que quedan actualmente en prisiones españolas, 110 se encuentran en régimen cerrado (56,4%), 76 en segundo grado (39%) y nueve de ellos tienen otorgado el régimen abierto. De todos ellos, son 22 los etarras que actualmente están en prisiones vascas y 95 los que se encuentran en cárceles a más de 200 kilómetros del País Vasco.
Los 78 restantes se encuentran en un perímetro aproximado de menos de 200 kilómetros de la comunidad vasca. Desde León, recuperaron la libertad Isidro y Pacho Murga Luzuriaga, Arkaitz Landaberea Torremocha, Iker Araguas Jusué, Garikoitz Pascual Muneta y Xabin Juaristi Arrieta. En noviembre de 2008, con la organización terrorista en plena campaña de atentados tras romper dos años antes su tregua con la explosión de un coche bomba del aparcamiento de la T-4 del aeropuerto de Madrid-Barajas, las cárceles españoles custodiaban una cifra récord de reclusos de la banda: 614, más del triple que en la actualidad.
Repartidos
Desde aquella cifra, el número de etarras encarcelados ha registrado un descenso continuado. Así, el 20 de octubre de 2011, el día en que ETA anunció el cese definitivo de su actividad terrorista, había 559 reclusos de la banda en España (más otros 114 en cárceles en el extranjero). El 3 de mayo de 2018, el día antes de que la organización hiciera público el comunicado de su disolución, había descendido a 242 en España (además de 51 en Francia y uno en Portugal).
León es una de las prisiones de referencia porque ha pasado de ser la cárcel con más internos de ETA entre las más próximas al País Vasco (tenía 14 en el año 2011) a albergar sólo a dos terroristas en la etapa más dulce. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lamentó esta semana que, aunque no se puede «recuperar» a los asesinados ni «destruir el pasado negro» de ETA, sí se puede y se debe reparar el dolor sufrido, «arrojar luz» sobre los crímenes sin resolver de ETA y «luchar contra la desmemoria». Sánchez pronunció estas palabras en el Colegio de Guardias Jóvenes de la Guardia Civil Duque de Ahumada de Valdemoro, en Madrid, donde el Ejecutivo escenificó la primera destrucción pública y simbólica de 1.377 armas incautadas en los años 80 y 90 a comandos terroristas, en su mayoría de ETA.
La banda terrorista cometió un solo atentado mortal en León durante su historia. El 22 de diciembre de 1995, el comandante Luciano Cortizo, se subió a su Ford Orión, que había aparcado la tarde anterior junto a su domicilio, situado en un edificio de viviendas militares de la calle Álvaro López Núñez. Una bomba lapa con kilo y medio de cloratita, colocada bajo el asiento del conductor, estalló. Cuando la lluvia y el viento que reinaban ese día en León disiparon el humo que provocó la explosión, en el suelo a la izquierda del coche yacía el cadáver del comandante Cortizo salvajemente mutilado. Al otro lado del vehículo, que quedó con el techo arrancado, caía la joven Beatriz, su hija mayor, con lesiones gravísimas en el brazo izquierdo, las piernas y el abdomen.
Sí hubo atentados con daños materiales. Carmelo Laucirica Orive, alias ‘Itxina’, colocó el 6 de diciembre de 2004 una bomba en la cafetería Lleras 38 de la capital, que sufrió importantes desperfectos en sus instalaciones. No hubo que lamentar desgracias personales.