Un barrio histórico
La decadencia de San Mamés harta a los vecinos
Las aceras están agrietadas, las baldosas rotas y los parques presentan un estado deprimente. Además, el pequeño comercio ha sufrido varios robos las últimas semanas y también «hay algún narcopiso en la zona»
Las calles de San Mamés, uno de los barrios más poblados de la capital, son un auténtico peligro, sobre todo los días de lluvia, cuando las baldosas despegadas se convierten en una trampa para los vecinos, hartos del abandono que sufren desde hace años.
Los parques están sucios y descuidados. FERNANDO OTERO
Hay grietas en casi todas las aceras y los parques presentan un aspecto deprimente. Están llenos de pintadas, colillas, latas de cerveza y hasta excrementos de perro. «Aquí es imposible que vengan los niños a jugar. Pueden clavarse una astilla o hacerse daño».
La advertencia la lanzan desde la asociación de vecinos. Su presidente Jaime García, el vocal Fernando Palacio y la tesorera Marta Carbajo lamentan el «aspecto decadente» de uno de los barrios históricos de la ciudad, al que el Ayuntamiento —apuntan— le ha dado la espalda. Coinciden en que hace falta «más presencia policial» para acabar con el vandalismo y los delitos que se repiten con mucha más frecuencia de la deseada. «Últimamente están robando en el pequeño comercio. Han reventado algunas lunas», denuncia Jaime García mientras enseña los puntos más conflictivos de San Mamés. Además —añade— «tenemos narcopisos, lo que genera mucha inseguridad». De hecho algunas casas están totalmente tapiadas para eludir a los okupas. No hay ni siquiera puertas.
Queja
«Los propietarios decidieron cerrar los bajos para evitar que se colara gente dentro. Es una pena ver el barrio así. Aquí vive el 15% de la población, hay mucha gente joven y una actividad comercial importante», apunta Marta Carbajo, que regenta la tienda Kadesh Moda desde hace prácticamente dos décadas.
Los adoquines, rotos, son un peligro. FERNANDO OTERO
«No hay ni un solo aparcamiento. Necesitamos que utilicen algunas de las parcelas sin uso para ponernos estacionamientos disuasorios que faciliten las compras», señala. «Toda la gente que viene al centro desde Villaquilambre o Navatejera, por ejemplo, deja aquí el coche porque no hay zona azul», justifican desde la asociación vecinal, que reivindica desde hace años más plazas para vehículos. «No nos han hecho ni caso», reprocha.
Tampoco les han renovado los contenedores, como han pedido a la Concejalía de Participación Ciudadana. «Hemos tenido varias reuniones para tratar los problemas de cada barrio pero a nosotros nos citaban con Puente Castro, cuando la situación de cada uno, y las quejas, son muy diferentes», critica Marta Carbajo, quien cree que esos encuentros «sirven para poco».
Al Ayuntamiento
«Solo hay que darse un paseo por el barrio. Las losetas están levantadas, los parques sucios y descuidados y apenas tenemos luz», describe Jaime García, quien pide al Ayuntamiento que haga un esfuerzo para restituir el aspecto de San Mamés porque —recuerda— «aquí vive mucha gente».
Reconoce que no es un problema de ahora. Es una situación heredada y arrastrada durante varios años, aunque «con la pandemia todo se ha agravado», asume. Para él, ha faltado voluntad política. Pone como ejemplo el uso que se ha hecho de los fondos asociados a la Edusi, que, se «suponía», iban a recuperar el barrio de San Mamés. «Aquí no hemos visto un duro», asegura el presidente de la asociación de vecinos, que no entiende el retraso de la ronda Interior. «Al final vamos a las reuniones para perder el tiempo», insiste Jaime García, que confía en que de una vez por todas acaben con la «decadencia» de uno de los distritos con más densidad de población. «Podían empezar por hacer una tala selectiva de los árboles, o podarlos al menos», reclama. «Y si al final no van a poner el tranvía que lo limpien todo para que se pueda utilizar la plataforma», reivindica.