Humildad Rodríguez | Directora de la Agencia de la Mesa por León
VÍDEO | «La Mesa por León está unida, aunque hubo desencuentros, y tiene ganas de tirar para adelante»
Es la encargada de la elaboración del plan estratégico que debe guiar a la provincia hacia un futuro digno. Reconoce que hubo desavenencias entre los integrantes de la Mesa por León, pero ahora hay «un buen ambiente». Trabaja en la sombra para captar fondos que impulsen «proyectos irrenunciables». Pide a los empresarios que sean leales y arriesguen y a las administraciones que cumplan con su responsabilidad.
Humildad Rodríguez está al frente de la agencia de la Mesa por León para tratar de captar inversiones que corrijan los desequilibrios territoriales de la provincia leonesa, yerma de oportunidades. Anoche participó en El Filandón, moderado por Roberto Núñez, para responder a las preguntas de Joaquín S. Torné, director de Diario de León, Juan Francisco Martín, director de La 8 León, y Marisa Vázquez, directora de La 8 Bierzo.
—¿Hasta qué punto ha lastrado la pandemia la intención de la Mesa de buscar un futuro para León?
—Creo que la Mesa es ahora más necesaria que nunca. La pandemia ha paralizado el propio funcionamiento de la dinámica de la Mesa, que es un órgano político-social. La agencia es un órgano estrictamente técnico y está separada de la Mesa. El proceso, por tanto, se ha ralentizado. En este momento todavía estamos pendientes a nivel nacional de que se regule la normativa de los fondos europeos. En ese camino intermedio estamos trabajando dentro de la agencia, mediante reuniones telemáticas. Lo que teníamos programado, como los foros de los ayuntamientos y todo lo demás, ha quedado pospuesto. Es cierto que el camino recorrido no es el deseado. Hubiera querido que fuera más rápido.
—¿Qué conclusiones saca usted del funcionamiento de esa Mesa y qué conclusiones debe sacar un ciudadano tras más de un año de recorrido sin resultados tangibles?
—Si fuera una ciudadana de a pie, viéndolo desde fuera, intentaría ser positiva pero también crítica. Diría que he percibido desencuentros entre determinados sectores que forman la Mesa que no han ayudado a su funcionamiento. Es necesario un sentido de cooperación y de lealtad que tiene que ser indestructible. En algunos momentos ha habido demasiado ruido, y eso desconcierta mucho más. Quizá eso me llevaría a pensar que la Mesa no sirve para nada, pero yo tengo otra visión porque conozco lo que ha pasado.
—¿Qué proyectos y reivindicaciones no pueden faltar en el plan estratégico?
—Estamos en una provincia que lleva treinta años cayendo. Vamos a intentar parar esa caída, manteniendo lo que está funcionando y potenciándolo. La mayoría de las cosas se potencian con innovación. No hay que pensar solo en lo que puede hacer la Mesa por mí, sino en lo que puedo hacer yo por mi provincia o mi negocio. Hace falta un cambio de cultura en esta provincia, que no destaca por ser emprendedora. Por eso, cuando vienen los momentos más duros, la resiliencia es baja. Hay que tener muy claro cuáles son los proyectos irrenunciables, pero hay que ir actuando en cada territorio, en distintos tiempos y en distintos sectores. Hay que crear esas sinergias; al leones en general le cuesta colaborar. Esto es una cadena y los eslabones deben estar unidos. Tenemos que vertebrar la provincia, aunque haya zonas que puedan tirar más por su situación geográfica o porque han tenido mejores condiciones.
—La fuga de cerebros no ayuda.
—La fuga de cerebros es evidente. La gente, generalmente, emigra porque no encuentra trabajo donde desarrollar sus habilidades y ese es un problema muy grave, pero no solo de León, también de España, que no ha protegido algunas cosas inquebrantables. Hay españoles dirigiendo cosas importantísimas. Antibióticos era un referente internacional y si, ahora, hay una epidemia bacteriana dónde vamos a comprar los antibióticos. Hay que procurar mantener y potenciar lo que ya tenemos. El que sale fuera emprende un viaje vital. Emigrar no es malo, lo malo es que no puedan volver e incorporar sus conocimientos. Eso se arregla cuando existe un tejido productivo tan potente que no importe vivir en determinado sitio de la provincia porque voy a tener unas condiciones de vida óptimas.
He percibido desencuentros entre determinados sectores que forman la Mesa que no han ayudado a su funcionamiento. Es necesario un sentido de cooperación y de lealtad que tiene que ser indestructible. En algunos momentos hubo ruido
—¿Cómo se explican esas tiranteces entre el delegado del Gobierno y el presidente de la Fele? Son los que más ruido han hecho.
—Lo que los leoneses queremos es que vengan las inversiones. Van a tener que hacerse porque los fondos europeos no evitarán que otras administraciones tengan corresponsabilidades a la hora de asistir territorios que como León han estado claramente desfavorecidos. Cada persona que está en la Mesa representa a su colectivo y tienen que hacer esas declaraciones. Lo importante es trabajar y hacer. Hay un buen ambiente en la Mesa, aunque en algún momento hubiera desajustes. La Mesa está unida y tiene ganas de tirar para adelante.
—¿Por qué se ponen tantas trabas a la financiación de la agencia para dotarla de personal y recursos?
—La Mesa nació con un acto de buena voluntad de las partes a instancias de los representantes sociales, UGT y Comisiones Obreras. Su idea era que hubiera una agencia que funcionara de forma similar a la que existe en las tierras altas de Escocia, pero allí se creó en los años 60, con dotación económica, técnicos y universidad propia. Aquí, de momento, no tiene marco jurídico. Yo he trabajado desde el primer día y realmente pienso que si, ahora, perdiera el tiempo en la tramitación del marco jurídico de la agencia no lo dedicaría a otras cosas más importantes. De todas formas, ya hemos llegado a un acuerdo entre la Diputación, que siempre intentó ayudar, y la Junta para contratar a tres personas, una para la web, un administrativo y un técnico en planificación estratégica. Hasta este mismo momento he trabajado yo sola, pero me ha ayudado un administrativo de la Diputación y se lo agradezco muchísimo. No se puede más de eso. El presupuesto de la agencia será el sueldo de las tres personas y una pequeña aportación para gastos. Yo quedo al margen. Nadie en la Mesa cobra nada.
Estamos en una provincia que lleva treinta años cayendo. Vamos a intentar parar esa caída, manteniendo lo que está funcionando y potenciándolo. La mayoría de las cosas se potencian con innovación. Hace falta un cambio de cultura
—Cuando se creó la Mesa no existía la pandemia ni ningún fondo europeo. ¿Cómo pensaban entonces conseguir el dinero para impulsar esos proyectos?
—Los proyectos salen de la voluntad política de las administraciones y de la voluntad de los empresarios a la hora de invertir en León, pero también de los fondos europeos. Todo tiene que estar alineado en la misma dirección.
—¿Han hecho un buen diagnóstico de cómo está León?
—Falta mucho por andar, pero tengo bastante claras las ideas de por dónde deben ir las cosas. Hay mucha dispersión territorial en esta provincia y hay que repensar muy bien su funcionalidad porque 211 municipios son demasiados. La sangría demográfica solo se frena cuando hay un medio de vida para la gente y eso pasa por las comunicaciones, la salud, la educación o la cultura. Eso es irrenunciable y a partir de ahí hablamos. Todas las zonas rurales tienen problemas graves de despoblación y en algunas es difícil revertirla porque la población está muy envejecida. La cohesión social es una de las áreas sobre la que hay que trabajar. No todos los municipios pueden tenerlo todo. Tendrá que haber una zona perfectamente equipada que dé servicio a unos núcleos de población. Hablo de una reagrupación funcional.
Juan Francisco Martín, Joaquín S. Torné, Marisa Vázquez, Roberto Núñez y Humildad Rodríguez, durante El Filandón celebrado anoche en La 8.