«Puedo decir en este momento que conozco muchos proyectos empresariales para la provincia»
Concejal del Ayuntamiento de Camponaraya desde 1995 y hasta 2011, diputado provincial desde 2002 hasta 2011, alcalde desde 2015 y presidente de la Diputación desde 2019. Todo ello con ciertos signos de Guadiana: entró y salió del Ayuntamiento para después regresar igual que entró y salió de la Diputación y volvió para ser su presidente. Reivindicativo y batallador, pero moderado en las formas, Eduardo Morán confía en el apoyo de la ciudadanía como una de las bases para la recuperación de la provincia. No se puede revitalizar León pensando que todo lo tienen que hacer las administraciones públicas. «Nos tenemos que preguntar qué podemos aportar cada uno de nosotros». Morán, hombre de palabra, asegura que tiene en cartera muchos proyectos empresariales para la provincia y se muestra confiado en que salgan adelante. Directo en la respuesta, aunque poco convincente en la forma, mantiene que las relaciones con el alcalde de León son, desde el punto de vista institucional, fluidas. Sólo hay un PSOE en León, dice.
Detrás de ese aspecto serio y casi malhumorado se esconde una flema británica y cierta ironía. Una especie de paradoja igual que la que representa este Monasterio de Carracedo medio derruido al que se le está dando ya una nueva vida... ¿Sobre las ruinas de León seremos capaces de construir un futuro?
—Tenemos que hacerlo, es nuestra obligación como responsables políticos. Estamos en un momento importante para revitalizar está provincia, pero tenemos que creérnoslo y generar la ilusión en nosotros mismos y para contagiar a inversores para conseguirlo. Estamos en el momento y lo vamos a hacer.
—El anterior presidente de la Diputación de León, Juan Martínez Majo, empeñó su cargo al nacimiento de los parques de bomberos y lo perdió. Aún sigue sin estar en marcha. ¿A qué proyecto fía su mandato ahora que quedan poco más de dos años?
—Hay algunos proyectos que son de legislatura y que, no es que tenga que comprometer mi cargo como tal, porque es un compromiso también personal, y si se refiere al Sepei por supuesto que es un compromiso que vamos a cumplir antes del final de legislatura, pero es verdad que ha estado condicionado por cuestiones que no corresponden a este equipo de gobierno. No quiero que suene a excusa, pero a pesar de lo que diga el consejero, el decreto que está por aprobar nos condiciona. Si estuviera el decreto aprobado sería más fácil convencer al ministerio para ampliar el número de bomberos para la provincia.
—Es usted el primer político de León que preside la Diputación desde la comarca del BIerzo, ¿las cosas cambian, pero lo hacen lo suficiente como para que desaparezca el Manzanal?
—Bueno, yo personalmente no entiendo esa barrera. Siempre me he encontrado bien en León. Eso tiene que ser pasado, no tiene que existir esa barrera. El conjunto de la provincia, que es muy extensa, no tiene que tener esos problemas porque lo que le vaya bien al Bierzo le va a venir bien al otro lado del Manzanal. Es verdad que ha sonado en tono de broma lo de que un berciano presida la Diputación, pero yo he venido a trabajar por toda la provincia.
—¿Usted pensaba que conocía la provincia y ahora que es presidente qué piensa? ¿La conocía?
—Yo conocía mucho de la provincia pero reconozco que ahora sé mucho más aunque desgraciadamente la pandemia no me ha permitido visitar todos los municipios de la provincia, que era una de mis ideas y espero poder cumplirla a pesar de que ha avanzado mucho la legislatura. En todo caso, la provincia tiene tanto que enseñar que seguramente una legislatura es poco. Debemos aprovechar todo ese potencial.
—Hace unos días se ha iniciado el camino de la normalización en Gersul con el pago de la primera mitad de la deuda, ¿equivale eso a comenzar a estrechar lazos con los ayuntamientos de León, Ponferrada y San Andrés?
—Entiendo que el trabajo que tenemos que hacer en la provincia tiene que ser en conjunto. Independientemente de que la Diputación apadrina a los municipios de menos de 20.000 habitantes cualquier cuestión de provincia tiene que ir de la mano y con la colaboración con esos tres ayuntamientos. En este caso concreto, el de los residuos, hay que trabajar en colaboración y hemos dado un primer paso para saldar algo más del 50%, que además estaba recogido en un acuerdo extrajudicial y en esa dinámica de colaboración vamos a seguir trabajando.
—¿Esas dinámicas de colaboración deberían llevar a los pequeños municipios a reordenar los territorios, con la figura jurídica que sea, para facilitar la vida de los ciudadanos que viven en las zonas rurales?
—Hay muchas formas jurídicas ya que están en funcionamiento, como las agrupaciones voluntarias, que son las propias mancomunidades, el consorcio de tratamiento de residuos. En definitiva agrupar algunos de los servicios siempre abarata los costes. Por lo tanto, esa estrategia ya se viene haciendo. Espero que se continúe porque hay muchos municipios que tienen poco presupuesto y no podrían sufragar algunos servicios.
—¿Es la fusión de San Isidro y Fuentes de Invierno un proyecto prioritario? ¿Es el turismo el único o el mejor puntal económico de León?
—Desde luego tenemos unas instalaciones como son las de Leitariegos y Valle de Laciana y San Isidro y tenemos la obligación ya no digo de hacerlas rentables sino de que al menos el coste de explotación sea lo menos agresivo posible para las cuentas de la Diputación. Por lo tanto, no podemos fiar solo el futuro a los 140 días de nieve que hay en el año sino que hay que revitalizar la zona y poner en marcha otras actividades relacionadas con el medio natural que ocupe otros tantos días al año. Y eso debemos de hacerlo de la mano del Principado de Asturias, porque compartimos el espacio físico y puede ser un potencial para ambos. Vamos a ver la fórmula jurídica para trabajar en conjunto, pero ya hay mucho trabajo avanzado y espero que en los próximos meses haya algo definitivo.
—¿El turismo es la pata fundamental de la economía de León?
—Es muy importante pero no es el cien por cien. Igual que el sector agroalimentario es otra parte muy importante, el turismo también, pero tiene que serlo más. Hay que revitalizarlo. No obstante, no puede ser el único medio de vida, tiene que haber industria. Es un esfuerzo en el que tenemos que trabajar.
—Bajo esas premisas, ¿qué papel tiene que jugar el aeropuerto de León?
—Es difícil porque son muchos los aeropuertos que hay en España. En estos momentos las compañías valoran solo la cuestión económica y por eso la Diputación, con fondos propios, y también el Ayuntamiento de León en ese consorcio que tenemos estamos haciendo un esfuerzo pero hay que conseguir que el aeropuerto se autofinancie. Estamos buscando alternativas en transporte de viajeros y también de mercancías. Hay varias opciones abiertas y espero que antes de que finalice la legislatura tengamos más actividad en el aeropuerto.
—¿El Consorcio de Turismo funciona?
—Yo creo que sí. En las últimas reuniones formales que hemos tenido del consorcio la idea es revitalizar el aeropuerto y es verdad que no puede ser siempre financiándolo con dinero público. No queremos que el único funcionamiento sea para llevarse gente a otros lugares sino lo que más nos interesa es traer gente a la provincia y darle otro tipo de actividad también, como paquetería, que estamos viendo que puede ser un motivo más para darle vida al aeropuerto.
—La pandemia se ha comido buena parte de las expectativas de la Mesa por León, pero no quiero hablar demasiado de esa entelequia mientras no haya proyectos tangibles. Prefiero que me diga si se ha comido también el espíritu de lucha de León.
—La pandemia ha afectado en todos los sentidos en el trabajo de las instituciones públicas y también en el ámbito privado. Esto nos ha condicionado, pero no quiere decir que no hayamos estado haciendo un trabajo estos meses para buscar iniciativas para la provincia, al margen de la Mesa por León. Pero yo creo que tenemos la oportunidad de revitalizar la provincia: hay fondos europeos, hay fondos del Gobierno de España. Yo puedo decir en este momento que conozco muchos proyectos empresariales para poner en marcha en la provincia, unos más interesantes que otros, para creación de puestos de trabajo. Día a día recibo empresas con ganas e ilusión de invertir en León. Es el momento de sumar esfuerzos, en la Mesa por León y en el resto de las administraciones, las empresas… Pero tiene que haber un apoyo incondicional de toda la población. La Mesa tiene que decir por dónde debe ir la estrategia de desarrollo, pero el apoyo es de todos.
—¿No se siente en esa Mesa, el jamón del sándwich entre el delegado del Gobierno, el presidente de la Fele y los sindicatos?
—Bueno, yo no elegí ese modelo y en algún momento ha habido críticas y yo he estado prácticamente en el medio. Quizá porque yo me lo he buscado en el sentido de que he intentado aportar lo mejor, personalmente y como institución. He ofrecido personal de la casa para trabajar y se ha visto como un intento de controlar esa Mesa. Nada más lejos de mi intención. Me sumé a un proyecto que yo no creé pensando que podía ser bueno para León y en esa línea pienso seguir trabajando, independientemente de las críticas de los que no entienden cuál debe ser el formato de trabajo. En estos momentos hay que dejarnos de personalismos, porque es un momento excepcional para la provincia y hay que aprovecharlo.
—Hubo algún que otro líder de alguna institución que se postuló como presidente de ese órgano…
—Sí, siempre hay gente que tiene interés en presidir ese tipo de formatos, pero repito, yo estaré donde me lo pidan. En este caso han sido los empresarios y los sindicatos y estaré como presidente de la Diputación. Con todo su equipo humano.
—Las infraestructuras son nuestro gran déficit. Los sucesivos gobiernos de la nación son responsables del pasado, pero en el presente los Presupuestos Generales del Estado del PSOE de Pedro Sánchez también se han olvidado de nosotros.
—Los que estamos en las administraciones públicas sabemos lo que ha supuesto la pandemia desde el punto de vista económico. Entiendo que el Gobierno de España ha tenido unos gastos excepcionales que habrá puesto en una situación de aprieto al Gobierno y quizá no hay sido el mejor momento para hacer apuestas en infraestructuras en ningún lugar. Eso no quiere decir que desde León nos relajemos. Lo digo como presidente de la Diputación, pero también como vicesecretario del PSOE de León. Vamos a ser reivindicativos, seguimos manteniendo reuniones periódicas con distintos ministerios, especialmente con el de Movilidad. Vamos a seguir insistiendo en ese Corredor Atlántico y por lo tanto a pesar de la situación del país vamos a tratar de aprovechar los fondos europeos en materia ferroviaria.
—España está poniendo gran parte de su futuro en manos de los 140.000 millones de euros de la UE para la reconstrucción. ¿El pellizco de León, cuánto puede suponer y qué destino tendría?
—Hay que tener en cuenta que estos fondos, que seguro que no son suficientes, tienen que dirigirse a proyectos empresariales en las líneas de actuación que ha marcado Europa y que ahora mismo estoy convencido de que esos proyectos que están encima de la mesa van a tener fondos europeos y van a revitalizar la economía de León. Todas las administraciones aspiramos a mejorar los servicios a los ciudadanos, pero somos conscientes de que deben ir destinados a la creación de actividad económica y puestos de trabajo.
—León tiene experiencia en malgastar fondos. Los Miner se dilapidaron sin lograr su objetivo. La tan cacareada Transición Justa tiene en contra a casi todos los municipios mineros, ¿corremos el riesgo de perder un nuevo tren?
—Esa es la experiencia que tenemos. No sé si llamarlo mala experiencia, pero de eso tenemos que aprender y en estos momentos hay que utilizar esos fondos de la mejor manera posible. No tienen sentido esas peleas entre municipios, las cuotas de poder. Tenemos que pensar en conjunto y es posible que no podamos dirigirnos a las empresas, pero las que se quieran instalar en León serán bienvenidas. Hay zonas determinadas de desarrollo en materia de infraestructuras y habrá otros territorios que tendrán que optar a otras cuestiones quizá menos industriales, pero insisto que hay que pensar en conjunto. Tenemos que utilizar esos fondos para mejorar infraestructuras, que ya se hizo, y servicios.
—¿El Corredor Atlántico nos cogerá en la siesta? Todos los representantes políticos o empresariales hablan de ello como la panacea…
—Yo creo que no, que el Gobierno de España no está despistado en este asunto. Recientemente he hablado con la presidenta de Adif y, por cierto, no había ninguna información de la red desde Monforte a León, ningún estudio y ahora se ha hecho y se están adjudicando proyectos, se están haciendo obras de mejora y se está pensando en ese problema que tenemos en el Manzanal, de cómo mejorar, de cómo encontrar soluciones menos agresivas y por tanto menos costosas. En todo caso, será una infraestructura que tardará muchos años y entretanto tenemos que seguir pensando en el futuro inmediato de la provincia.
—¿Como berciano, cómo ve los avances que se producen en materia agroalimentaria en otros lugares y desaparecen las promesas de un gran parque en el Bierzo? Una zona con más marcas de garantía que cualquier otra del país.
—Sí, tenemos un gran número de marcas de calidad en la provincia y una parte muy importante ubicadas en el Bierzo. Yo creo que el sector agroalimentario es muy potente y desde este territorio se han hecho ofrecimientos a la Junta de Castilla y León para ese parque agroalimentario. Yo mismo, como alcalde, hice esa oferta formal, cuando se habló del Hub Bierzo. Yo voy a seguir apostando e insistiendo por ese parque pero no solo desde el punto de vista de la transformación, sino también del I+D+i. Eso no quiere decir que otros territorios apuesten también por ello. Pero nosotros tenemos méritos y capacidad para lograr el objetivo.
—¿Quién nos olvida más, el Gobierno de España o el Gobierno de Castilla y León?
—Bueno, yo creo que en estos momentos los dos gobiernos han tenido una situación excepcional por la pandemia, pero es verdad que los dineros extraordinarios que nos han llegado lo han hecho desde el Gobierno de España, directa o indirectamente. La Junta ha hecho promesas de fondos, incluso negociados con la oposición en las Cortes de Castilla y León, y están llegando de manera muy lenta a diferencia de otras comunidades autónomas. De todos modos, yo lo que hago todos los días es pedir la colaboración de las administraciones superiores para mejorar la situación que tenemos. No es cuestión de medir responsabilidades sino de que cumplan los compromisos con esta provincia. Seré exigente y beligerante con ambas administraciones.
—Cuando escucha a los expertos desde las grandes instituciones y desde lugares alejados de los problemas de la despoblación, ¿qué piensa? ¿Es posible revertir esa tendencia?
—Es muy difícil. Es verdad que se ha nombrado responsable del reto demográfico a una persona que conoce el problema y que lleva muchos años trabajando en ello y por lo tanto personalmente me da esperanzas de solución, pero lo primero que tenemos que hacer es intentar frenar la huida de la gente y luego intentar revitalizar los pueblos. Para eso hay que conocer bien el territorio y no se conocen los problemas de verdad.
—¿Cree que esos pequeños caramelos de los que hablan los expertos sobre subvenciones o rebajas impositivas son suficientes?
—Lo primero que tenemos que lograr es que cualquier persona que viva en un pueblo tenga los mismos medios que otra que vive en la ciudad. Por supuesto tiene que tener cobertura de internet, pero también los servicios básicos para quedarse. A partir de ahí podemos intentar convencerlos. La rebaja de impuestos puede ser una opción, primar algunas de las empresas o emprendedores que se queden con servicios a la población, pensando en los pequeños pueblos con una tienda de ultramarinos o un bar… Hay que tener ese cariño porque quizá en cualquier otro lugar les sería más rentable.
—¿Qué cobertura de internet tiene usted en su despacho en Camponaraya o en su casa?
—Yo soy un privilegiado, tengo cinco opciones de fibra óptica en Camponaraya. Pero conozco territorio donde no se ve ni la tele, ni por supuesto hay cobertura de móvil.
—Así es difícil que se llene la España vaciada.
—Efectivamente, esta es nuestra situación, complicada. Pueblos muy pequeños en una orografía compleja y extensa. Ahí tienen que hacer un esfuerzo las administraciones y lo estamos haciendo. Es un compromiso de legislatura, intentar llegar con internet al cien por cien del territorio. Estamos trabajando y se han dado pasos importantes.
—El asunto de la Sanidad es casi peor que el de la telefonía, ¿cómo convencemos a nuestros mayores de que no abandonen los pueblos cuando los achaques comienzan?
—Es prácticamente imposible convencer a la gente mayor de que se quede en los pueblos con esa situación de indefensión. Sobre todo, cuando empiezan a ser dependientes y los familiares les aconsejan irse a lugares con las infraestructuras sanitarias necesarias. Por eso decía antes que cuando se plantean soluciones desde lejos desconocemos estas circunstancias. La sanidad tiene dos aspectos, el puramente médico, y la tranquilidad que le da ver a los médicos o enfermeros cercanos y que les puedan atender en cualquier momento. Eso es básico para quedarse en el pueblo.
—La Educación es la gran apuesta para mejorar el empleo juvenil, ¿La ULE y las demás instituciones hablan entre ellas para evitar fugas de talento y regreso del que se fue? Al menos a los ciudadanos no nos parece que lo hagan demasiado.
—Es complicado. Desde la Diputación estamos tomando medidas y llevando a cabo iniciativas en las que estamos implicando a la Universidad para que trabaje en el territorio. Tenemos proyectos en marcha para que los jóvenes emprendan sus proyectos en León, llegará a más de 270 hombres y mujeres para que emprendan esos negocios en el medio rural. Hay otra línea que hemos puesto en marcha este año para que los jóvenes puedan tener una vivienda en el medio rural con una partida de 60.000 euros, pero que puede crecer.
—Hace unos días, el procurador de UPL, Luis Mariano Santos, daba como argumento para no votar la moción de censura contra Mañueco que el PSOE le pedía un nuevo acto de fe. En esa frase intuyo una crítica al pacto entre el PSOE y UPL en la Diuputación, ¿teme que le presenten una moción de censura?
—No, pero es una cuestión que está siempre abierta. Yo soy presidente con el apoyo de compañeros y compañeras del PSOE y con un diputado de la UPL. Firmamos un compromiso que estamos intentando cumplir día a día, con una gran relación personal y política, pero también entiendo que la UPL en su papel de oposición en las Cortes y como equipo de Gobierno en Diputación sea exigente. La actitud en las Cortes la entiendo, no había garantía de éxito en la moción y lo mejor era no comprometerse. En cuanto a la alusión a la Diputación es un compromiso que estamos cumpliendo. Yo le garantizo a la UPL que también seré exigente para cumplir el pacto en beneficio de la provincia.
—¿Cuántos psoes hay en León? Desde la ventana de su despacho se puede ver el despacho del alcalde de la capital, pero la comunicación fluye francamente poco.
—Hay un PSOE.
—¿Y si hay solo uno, dónde está el alcalde de León en su empeño del autonomismo?
—En el PSOE, pero es que en el PSOE somos muchos los militantes y no todos pensamos igual. Pero solo hay un PSOE. Mi relación con el alcalde de León es, desde el punto de vista institucional, fluida. Mantenemos reuniones para hablar sobre proyectos para la provincia y lo seguiremos haciendo.
—¿Se puede modificar el mapa autonómico?
—Yo personalmente creo que no, pero respeto todas las opiniones. Hay muchas formas de hacer leonesismo. Hay gente que lo hace desde la distancia, abandonando la provincia, y gente que nos rompemos los cuernos todos los días en nuestro trabajo intentando mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de la provincia, sacando proyectos, dotándola de servicios. Para mí eso es hacer leonesismo. Y luego hay un leonesismo de pandereta.
—¿Está usted de acuerdo con lo que piensan que son momentos de gobiernos más tecnócratas que políticos? Lo digo porque los políticos están ustedes en el ojo del huracán como uno de los principales problemas de la sociedad.
—Son compatibles. Tiene que haber técnicos en los gobiernos pero también tiene que haber esa parte política, de ilusión y a veces de utopía para poder conseguir objetivos ambiciosos. Si lo fiamos todo a los tecnócratas se valorarían mucho las cuestiones económicas y no otras que son sociales e importantísimas.
—¿Entiende las dudas de los ciudadanos con respecto a la política actual?
—Sí, lo puedo entender pero desde el punto de vista del ámbito político, pero también me pregunto qué hacemos todos, que aportamos como ciudadanos. Nos lo tenemos que preguntar los que criticamos la actividad política. Se cometen errores, pero no se puede estar eternamente pagando esos errores. Tampoco se puede medir a todos los políticos de la misma forma. La mayoría estamos para servir a la sociedad y no por dinero. Yo tengo en mi vida laboral la tranquilidad suficiente para vivir dignamente pero también quiero servir a la sociedad.