Carreteras
Vuelven las obras para acabar con el firme endémico de la León-Benavente
La intervención regresa al tajo pendiente en la plataforma derecha tras el parón invernal
El suplicio de media vida por la León-Benavente ve más cerca su final; el Ministerio de Transportes, anunció el regreso de las máquinas de fresa y asfalto a la autovía, donde se trata de rearmar la estructura, tan deteriorada que obligó a adecuar los límites de velocidad a la holgura de los baches.
El Gobierno reanuda esta semana las obras de rehabilitación del firme de la A-66 en el tramo de la provincia leonesa, en la plataforma derecha, que acumulaba en los últimos meses las quejas de los usuarios después de que se acertara a renovar en el ejercicio anterior el soporte de los dos carrieles de sección izquierda del vial.
La actuación comprende el trecho entre los kilómetros 143,100 al 196,300, que fueron iniciadas el pasado mes de septiembre de 2020 y que, si se encontraban paralizadas hasta ahora, se debe a causas propias de la campaña de vialidad invernal, justificó ayer el Gobierno en un comunicado de prensa.
La actuación que se retoma fue adjudicada en un presupuesto de 7,7 millones de euros.
Durante los meses finales de 2020 se realizó una primera fase de ejecución, localizada casi en el límite provincial de León con Zamora entre los kilómetros 194,300 y 196,300; y aunque quedó pendiente la ejecución de la capa de rodadura que se extenderá en sucesivas fases.
Defectos sin fin
Baches y grietas en una situación crónica definen la mitad de la vida del tramo leonés de la A-66
El plan es que, ahora, para los trabajos de la segunda fase que se emprende en continuidad del tajo acometido hace medio año, se procede al desvío del tráfico de la calzada en sentido sur, entre los kilómetros 182,750 y 192,750, por la calzada izquierda, con tráfico con doble sentido de circulación mientras duren las obras. En esta fase no se afectará a ningún enlace a la autovía, por lo que representa una carga mínima de efectos para la circulación y la intendencia dispuesta para gestionarla. La León-Benavente llega a picar registros de veinte mil vehículos al día en densidad media de circulación, aunque la descarga de tráfico que derivó en este periodo de pandemia y restricciones haya rebajado de forma sensible los ratios de esta vía de comunicación, esencial para León y Asturias en la conexión por carretera con el centro de la península.
La tercera fase, que se desarrollará a continuación y se solapará con la anterior, comprenderá el tramo de obras comprendido entre los kilómetros 192,750 y 196,300. En esta tercera fase será preciso afectar al enlace situado en el kilómetro 194, por lo que se impedirá la salida y entrada desde la calzada derecha de la Autovía A-66 a la carretera LE-412, con destinos Villaquejida y La Antigua. Estas afecciones estarán debidamente señalizadas a través del enlace anterior, situado en el punto kilométrico 182,000.
En todo el itinerario afectado por el desarrollo de esta reforma de firma, en caso de necesidad por accidentes o circunstancias especiales no previstas, se dispone de itinerario alternativo por la carretera N-630 entre León y Benavente, paralela a la autovía A-66, para desvío de la circulación y con acceso a todas las poblaciones. Las obras de la León-Benavente se integran en el programa de conservación y explotación de las carreteras del Estado. A través de este programa, el Ministerio de Transportes invirtió durante el pasado año 2020 en la provincia de León más de 17 millones de euro, según informó ayer el Gobierno en un comunicado.