Susana Travesí siempre estuvo ahí

Susana Travesí siempre estuvo ahí. Socialista de cuna, se aupó a los hombros de Francisco Fernández dentro de la candidatura con la que el PSOE asaltó el feudo popular del Ayuntamiento en 2003. Entonces se postuló para titular de Hacienda, aunque la concejalía quedó entre las cuotas de poder reservadas por los leonesistas. No importó. La edil encontró un espacio en el escaparate para asentarse y repetir en los siguientes comicios como titular indiscutible en la alineación socialista. Tras el golpe de la caída de Fernández en 2011, supo quedarse en el medio: ni con el grupo acérrimo al exalcalde, representado por María Rodríguez y Natalia Rodríguez Picallo, ni con los entonces críticos, liderados por Diez. Esperó, eligió y se quedó, mientras acumulaba méritos para convertirse en necesaria. No sólo en el consistorio, sino en la agrupación local, donde comprometía el apoyo de uno de los grupos más rebeldes, Compromiso Socialista. Ya no. Cuando la sondearon para que discutiera la candidatura al líder, se resguardó en lo seguro y se mostró leal. Aunque el alcalde siempre la ha visto con recelo, aunque ha entendido que la necesitaba dentro de un gobierno de perfil más que bajo. Ahora, el regidor tendrá que redistribuir su área de Promoción Económica, que incluye Comercio, Consumo, Turismo, Fiestas y Empleo, y decidir en qué participa. Sin la dedicación exclusiva de 47.519,27 euros, cobrará por asistencia a plenos (204,07 euros por sesión al mes), comisiones (136,05 euros aunque ahora sólo está en una) y órganos, entre los que tiene asiento en Serfunle (400 euros) e Ildefe (240 euros). Si hubiera dimitido, hubiese entrado el abogado Juan Carlos Armesto, que se coló en la lista gracias a las primarias dentro del grupo hostil a Diez promovido por el líder provincial, Javier Alfonso Cendón. En esa grieta se queda la concejala estrella. Ahí espera seguir Travesí.