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Los expertos resuelven que el riesgo a contagiarse baja al 1% si se ventila bien

El estudio de monitorización remarca la importancia de la calidad del aire para prevenir

Ferri, Diez, Cosamalón y De Luis, ayer durante el simposio. MARCIANO PÉREZ

León

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La solución más sencilla se rebela como la más efectiva. El estudio de monitorización de la calidad del aire en espacios interiores en la ciudad de León resuelve que, con lograr una ventilación adecuada al abrir las ventanas, el riesgo de respirar el mismo aire que una persona contagiada se reduce apenas al 1%. La medición se apoya en un listón de 800 partes de dióxido de carbono (CO2) por cada millón en entornos públicos y de 1.000 partes en los privados, como bares, cines u o comercios, en los que la probabilidad crece apenas al 1,5%, según explicó Óscar Cela, responsable del proyecto con el que, desde octubre, León se ha convertido en ciudad «pionera» en este modelo de control pensado para reducir los efectos en los sectores económicos.

Las conclusiones del estudio se exhibieron ayer en el simposio sobre la calidad del aire en interiores organizado en León por el grupo de expertos que lideran el catedrático de Veterinaria Elías Rodríguez Ferri, el neurocirujano José Cosamalón y el jefe del servicio de digestivo del Hospital y especialista en medicina interna Francisco Jorquera. En la cita, Cela, ingeniero director de Redytel 10T León, expuso que los datos se extrapolan a partir de los cerca de 80 sensores colocados desde octubre en enclaves públicos, como piscinas, bibliotecas, gimnasios, autobuses o edificios de oficinas, a los que se sumaron a finales de año también negocios de hostelería para comprobar su incidencia por «la importancia vital» que tienen para el desarrollo económico. La suma de todos estos ensayos se concentra en la «creación de un sello de calidad como Local con Calidad de Aire Controlada que mostrarán para garantizar a los clientes que se encuentran en un espacio seguro.

Cela recalcó que las investigaciones en León, para las que se utilizan «una plataforma abierta del internet de las cosas», se lanzaron «desde el primer momento» y convirtieron a la ciudad en «referencia para otras como Estocolmo y Florencia». Los trabajos se centran en la huella que deja el dióxido de carbono, vinculado a la actividad humana, como muestra de la seguridad o no de un aire en el que se hallan los contaminantes, no sólo el coronavirus sino también otros virus y bacterias que pueden afectar a la salud.

Medios de ventilación

En todos los espacios interiores se demostró que la incidencia de estas partículas «se puede controlar de manera sencilla con los medios de ventilación», como expuso el encargado de la monitorización, quien abundó en que «en un 99% de los casos se logra tan sólo con abrir las ventanas», mientras que en el resto se necesita la aplicación de otros sistemas mecánicos para la reducción de «la carga vírica del ambiente». El tiempo de ventilación, incidió el experto, depende de la temperatura y la humedad», además de otros factores como las ventanas y su ubicación para favorecer las corrientes cruzadas, aunque insistió en que ayuda a «mantener la eficiencia térmica». Para lograr que las mediciones fueran lo más idóneas posibles, se usaron, como citó el ingeniero, métodos de lectura en los que se ve cómo el aumento de la presencia de personas o su salida hacen que la gráfica de concentraciones varíe, así como los tiempos que se tardan en volver a lograr niveles óptimos. La muestra contó además con que en los edificios se colocaran los sensores en los sitios en los que más acumulaciones de CO2 podían darse para garantizar que en las demás estancias el nivel era aún más óptimo.

El responsable del estudio recordó que «existe una norma desde 1997» que regula el control de la calidad del aire en los interiores, aunque reconoció que «no se aplicaba» y que «ha tenido que llegar una situación como esta para que se entienda su importancia». Más allá de la apertura de las ventanas, Cela avanzó que «hay métodos más sofisticados y mejorarán porque queda mucho por investigar» en el campo de las aplicaciones tecnológicas.

Ferri, Diez, Cosamalón y De Luis, ayer durante el simposio. MARCIANO PÉREZ