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Símbolo de la hospedería y de la ciudad

El Don Suero cierra 47 años de la historia de León

El legendario negocio de hospedaje y restauración de la capital leonesa pone fin a casi medio siglo de actividad y referencia para los viajeros

Vista del hostal Don Suero, una referencia del hospedaje en la capital leonesa. FERNANDO OTERO

León

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Otro establecimiento legendario de León se entrega a este devenir incierto que le espera a la economía después de la pandemia. El Hostal Don Suero, que fue testigo de toda la transformación de la ciudad, de la que creció apegada a la travesía de la Nacional 630 por mitad de un urbe, de la avenida que puso límite inicial a una parte del ensanche, el Don Suero, de Suero de Quiñones, colocó el cartel que pone fin a una parte de la historia de León. El peatón interpreta el desenlace como una consecuencia directa este parón del tiempo y la actividad, que congeló la afluencia de visitantes, del turismo de fin de semana, de los viajeros de paso, de la clientela que era habitual para los negocios en la ciudad y de este establecimiento que era testigo de los últimos 47 años, de casi medio siglo al pie del cañón y de una calle por la que llegó a circular todo el tráfico que conectó el norte y el centro peninsular.

Emblema de León

Un cartel resume el adiós del hostal y su agradecimiento a clientes y amigos

El Don Suero colocó estos días una nota discreta de despedida, con la discreción que distingue a los negocios hosteleros y de la que hizo gala durante ese casi medio siglo de existencia y servicio. Escueta y sucinta. «Informamos de que nuestro hostal y cafetería permanecerán cerrados de forma permanente; la empresa quiere agradecerles su lealtad y confianza a lo largo de estos años; gracias a los clientes y amigos que han hecho esto posible desde el año 1974».

Don Suero cierra el negocio de hospedaje y de hostelería, también de referencia diaria en la restauración y punto de alterne y encuentro para vecinos. El cierre de este lugar emblemático de León pone un contrapunto en la lenta recuperación a la que parece asomarse el sector en la ciudad, luego de un amago de recuperación de servicios y demanda que acompaña al momento que se dio en llamar nueva normalidad, apertura de la movilidad y mayor fluidez de viajes tras acabar el cierre perimetral y el estado de alarma, y los toques de queda.

La calle de Suero de Quiñones interpreta que su establecimiento más emblemático no pudo resistir el envite, luego de año y medio encajonado en la incertidumbre del corsé de movimientos de población, que es la materia prima esencial para cualquier negocio hostelero.

Cierra el Suero, de forma permanente, mientras algunas grúas dejaron de girar en torno a las edificaciones que en varios puntos de la ciudad ejecutaban la construcción de negocios de hospedaje, en cualquiera de sus formas posibles; aparthoteles, apartamentos turísticos, hoteles, hostales, pensiones al uso que acaballa las dos épocas, de la que no acaba de morir y esta otra que parece nacer a un nuevo concepto para el turismo y el alojamiento del viajero.

El cierre del Don Suero será permanente, en un momento indudable de recesión que han logrado capear otros negocios de la ciudad, también replegados durante este año largo de restricciones que ahora parece inflado en una burbuja estadística; de cero a dos, el crecimiento resulta exponencial, pero insuficiente para y engañoso a la hora de defender una línea de actividad que exige tanta reponsabilidad y desvelo.

El Dos Suero empapeló las cristaleras exteriores con ese tono opaco que refleja la incertidumbre el futuro; detrás, hay 47 años de dedicación profesional para levantar una referencia turística de la capital leonesa; desde cuando León era un lugar próspero en mitad del camino del norte; en ese pie creció el Don Suero.