Hasta siempre… ‘Tejuelo’
Se apagó su mirada. Tejuelo hacía poco más de un año, un instante en la memoria de la encuadernación legionensis, que había dejado de plegar resmas, marcar lomos y grabar exquisitas tapas duras… como la vida, que ahora se le ha escapado. Se detuvo el agua en la ribera de un Torío… que también lo llora; como Ángeles, su compañera del alma… su vida entre caracteres y capitulares que arrancaban pedacines de historia compartida, leyendas encadenadas… como la vida al cielo de Ruíz de Salazar, desde donde lanzaba al mundo sus creaciones; tesoros infinitos, nadie como él para acunarlos: «Verba volant scripta manent».
José Luis, en el apogeo de las perseidas, tomó el camino estelado, ese que lleva al recuerdo de lo imperecedero.
Descansa en paz… amigo. Ángeles lo seguirá teniendo a su lado (puede que hasta lo riña por algún tejuelo descentrado); como la familia entera, no sólo la suya propia, la de los amantes de la obra bien hecha.
José Luis sigue ahí, en sus encuadernaciones, en nuestras bibliotecas… en nuestro corazón.