El consumo de ansiolíticos puede ser causa de sanción para los conductores
La escasa claridad de la legislación es un problema tras el aumento de su uso en pandemia
La normativa de la DGT no establece con claridad si el consumo de ansiolíticos está prohibido al volante, circunstancia que ha generado problemas entre los conductores, dado el incremento notable que se ha experimentado en la ingesta de este tipo de medicamentos con ocasión de la pandemia.
La legislación es compleja, pero puede ser una conducta sancionable. Existen dos vías por las cuales se pueden imponer multas a quienes conducen bajo la influencia de este tipo de sustancias: la administrativa y la penal.
En el caso de la administrativa, la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a motor y Seguridad Vial, hace referencia a que no puede circular por las vías «el conductor de cualquier vehículo con tasas de alcohol superiores a las que reglamentariamente se determine. Tampoco puede hacerlo el conductor de cualquier vehículo con presencia de drogas en el organismo, de las que se excluyen aquellas sustancias que se utilicen bajo prescripción facultativa y con una finalidad terapéutica, siempre que se esté en condiciones de utilizar el vehículo conforme a la obligación de diligencia, precaución y no distracción establecida».
Dato revelador
El 12% de los conductores fallecidos en el último balance dieron positivo por consumo de fármacos
Vía penal
La vía penal es mucho más clara. La ley establece que «el que condujere un vehículo de motor o ciclomotor bajo la influencia de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o de bebidas alcohólicas» será castigado «con la pena de prisión de tres a seis meses o con la de multa de seis a doce meses o con la de trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a noventa días, y, en cualquier caso, con la de privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro años». En cualquier caso, más allá de la sanción, estamos ante un problema grave, ya que, según la Fundación Línea Directa, el 12% de los conductores fallecidos en 2019 dieron positivo en psicofármacos. Si el consumo es responsable, y se cumplen los requisitos establecidos, no tiene por qué ser peligroso. Sin embargo, el estudio ha detectado que en los últimos tres años, el número de conductores fallecidos que dieron positivo en estas sustancias aumentó un 40%, unos datos preocupantes que demuestran una tendencia al alza, ya que el 11% de los españoles reconoce consumir más medicinas peligrosas para la conducción a raíz de la pandemia.
Ello responde a la falta de conocimiento, ya que el 46% de los automovilistas españoles ignoran el significado del pictograma que advierte de que un medicamento puede afectar a la capacidad de conducir y tres de cada cuatro desconocen las consecuencias que pueden producir los medicamentos que consumen.