Las limitaciones temporales convierten la línea León-Gijón en un vía crucis de trenes

Hay una incidencia a diario que sufren en silencio los trenes que transitan entre León y Asturias. Una cadena de limitaciones temporales, que vienen a romper el techo de marcado por las restricciones con las que tenías que convivir los maquinistas habituales en este trayecto. La rampa, la legendaria rampa de Pajares está sujeta con alfileres desde que el tren de Adif que chequea las vías dio el primer barrido para sondear el estado de los raíles. El primer diagnóstico emitido deja una cadena de limitaciones que condicionan de forma inevitable la fluidez de la circulación; también, los tiempos establecidos en los tramos y trayectos fijados..

La nueva señalización se nota ya en los horarios y en los retrasos acumulados que desde hace ya unas jornadas persiguen a las conexiones por tren en el servicio de viajeros. Los Alvia que tienen Gijón como estación de término o inicio marcan demoras medias de media hora por el atasco en el que deriva atender a esa cadena de recortes de velocidad. Las placas de limitación salpican toda la traza, de la Rampa, y se extienden una vez que dejan atrás el reto orográfico, al sur de la línea que marca Busdongo.

Los condicionantes temporales recorren todo lo que da de sí la cremallera ferroviaria que abre el tren entre la cordillera y el valle del Bernesga, y se expanden por la referencias de La Roba, Santibáñez, y los flecos de la bifurcación Galicia.

Las causas detectadas por el fonendo del tren que valora el estado de la vía se reflejan en el expediente como un remedo de un parte bélico, que ha dejado efectos deficientes en el estado de las curvas, el deterioro de los cruzamientos, riesgo elevado en trinchera, roturas en el corazón de los desvíos, desprendimientos, barandillas del paso superior rotas o deficientes, desajustes para la distancia de frenado; o mal estado o estado deficiente del material.

Son menos recurrentes las causas de limitación temporal derivares de los efectos de las obras que se acometen en el tramo entre León y La Robla, que también están reflejadas en ese parte de incidencias de condicionantes para la circulación ferroviaria que transita al norte de la capital leonesa.

Las limitaciones que se impusieron como consecuencia del primer dictamen del tren que auscultó la vía son evidentes en los tramos entre Villamanín y La Robla, con recortes relevantes en pasos de Santa Lucía, La Pola de Gordón o esa zona cero que afecta al paso a nivel para la entrada de la camiones a la cantera de Ciñera.

Con la señalización que detiene a los trenes, los horarios establecidos acaban por resultar orientativos. El Alvia que conecta Gijón con Castellón, uno de los enlaces de los que dispone la capital leonesa con más demanda de viajeros, tiene registrados retrasos consecutivos de treinta y cinco, veinte, treinta y 26 minutos en los servicios de los últimos días que sirven como referencia para la estimación de perjuicios para los usuarios y el desempeño laboral del personal ferroviario.

Los tres regionales entre León y Gijón también arrastran demoras similares: treinta, y veintinueve minutos en los días de referencia. Ese mismo repertorio de pausa que define la circulación a través de la línea León-Gijón atrapa a las circulaciones de mercantes, que arrastran retrasos relevantes en las marchas, con efectos directos en las jornadas laborales de los maquinistas que van al frente de esos convoyes. El freno añadido a la velocidad posible ha llevado a algunos trenes de mercancías a emplear en los últimos días hasta siete horas para cubrir el trazado entre Trasona y la zona de paso paralela a la capital leonesa.

Las limitaciones de velocidad por estado de vía defectuoso avanzan por el curso de la línea hasta Venta de Baños; las restricciones en los límites aparecen también en el entorno de Torneros.