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Una historia de superación

«El deporte es un plus para las personas con discapacidad»

Raquel Martínez Muñiz es una de las primera caras que ven los turistas que llegan a Valdeón. A muchos les sorprende que sea una joven con discapacidad. No saben es que es informática, campeona de esquí en slalon adaptado 2019 y aspira a ser olímpica en snow.

León

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Milano 2026 es el objetivo que Raquel Martínez Muñiz vislumbra desde la atalaya de Picos de Europa y entrena a fondo en el Centro Deportivo de Alto Rendimiento de León (Ceard), en verano, y en Baqueira en invierno. La campeona nacional de esquí adaptado de 2019 en la modalidad de slalon y subcampeona de snow en la temporada 2020-2021 aspira a competir en los juegos olímpicos de invierno de Milán dentro de la modalidad de snow adaptado.

Tiene cinco años por delante y una larga trayectoria por detrás, en el deporte y en la vida. Durante el verano trabaja duro en Posada de Valdeón. Está al frente de la tienda que Tobaventura, la empresa de turismo activo y casa rural creada por su hermano en la que atiende al público, las llamadas y los correos. Todos los días, excepto su descanso semanal o cuando tiene concentración en Xanadú, realiza el control de pago del aparcamiento de caravanas del Ayuntamiento de Posada de Valdeón.

Desde mayo un total de 1.543 vehículos se han acercado al espectacular balcón de Picos de Europa. Raquel Martínez Muñiz es una de las primeras caras con que se encuentran los turistas. La primera sorprendida en trabajar de cara al público es ella. «Si me lo dicen hace ocho años, no me lo creo», comenta.

La zona de caravanas de Posada de Valdeón es otro punto de trabajo de Raquel. TOBAVENTURA

Esta joven de 29 años, con dificultades de movilidad por parálisis cerebral, ha roto con el deporte muchos de los límites que tenía en la vida cotidiana. Actividades tan ‘sencillas’ como «correr, caminar con los pies más controlados y cortar un filete» eran imposibles para ella hasta hace unos años. «Lo que me ha dado el deporte a nivel personal, la gente que he conocido, los viajes y las vivencias, es maravilloso; pero, sobre todo, cuando empecé con la preparación, metiendo fuerza y mejorando el nivel físico, conseguí cosas que pensé que nunca podría hacer y sobre todo mucha confianza», sostiene.

Poca visibilidad

«Si al esquí no se le da importancia, al adaptado y siendo mujer, menos aún»

Por su experiencia cree que el deporte es una herramienta ques e debe potenciar más entre las personas con discapacidad. «El deporte en sí para todo el mundo es bueno e importante porque es una forma de evadirte, para las personas con discapacidad es un plus a mayores, porque te retas a ti misma»,.

Raquel partía de una buena base: una familia en la que «nunca me han tratado como la pobrecita»; un colegio, el Antonio Valbuena, referente para alumnado de integración motórica, que «es el mejor colegio del mundo» y unos entrenadores que han confiado en sus posibilidades. «Tuve una profesora de Infantil magnífica, que siempre me obligó a hacer las cosas por mí misma y me enseñó que cuando alguien me dijera ‘Raquel, esto no lo puedes hacer, demostrara que no era así». La antigua alumna se ha convertido en un referente para el colegio, a donde acude con gusto cada vez que le llaman para contar su experiencia.

«Hay padres que sobreprotegen. No es mi caso, ni el de mi hermano que tiene síndrome de Down y no le llevan de la mano. Sé que es difícil para los padres. Con el deporte viajo mucho y pueden estar pasándolo mal, pero me dejan vivir la vida», explica. También ha tenido que lidiar con obstáculos: en el instituto y con algún profesor de la universidad.

Nacida en una familia muy montañera, empezó a esquiar con cinco años, en la guardería de Baqueira. En 2013 empezó a competir a través de la Federación de Deporte Adaptado de Castilla y León (Fecledmi) y de la Federación de Parálisis Cerebral de CyL y luego en el equipo nacional paralímpico del Centro de Deportes de Invierno Adaptados. «Me gustó el ambiente, ver otras discapacidades y la sensación de adrenalina al hacer el circuito. Me dije: Quiero ir a las olimpiadas». Estaba en el último curso de Ingeniería Informática, la carrera que eligió emulando a su padre. Solo diez chicas en una carrera en la que se graduó con una aplicación para Android.

«San Isidro se me quedó pequeño y me facilitaron ir al Centro de Deportes de Invierno Adaptados». Así fue como empezó a vivir de diciembre a abril en Baqueira esquiando para competir en esquí. Después de lograr ser campeona de España, en 2019, en la categoría de slalon, en noviembre de 2020 decidió pasar a competir en snow porque tenía un rival que no podía superar. «Las personas con parálisis cerebral tenemos mucha dificultad porque no tenemos el control del 100% del cuerpo y él solo tiene el problema en una mano», explica. Las compensaciones tampoco le parecieron justas. «El equipo me propuso la posibilidad de pasar al snow y me costó muchísimo. Pero sé que si no lo hago me hubiera arrepentido». Le fue tan bien que quedó subcampeona de la temporada 2020-21.

La competición, la convivencia con otras deportistas en Baqueira, los viajes... pero también el trabajo de cara al público le han dado la oportunidad de desarrollarse más allá de lo que había imaginado. Para ella es un camino natural, aunque mucha gente le mire con perplejidad. «Tenemos una sociedad que todavía sigue viendo a las personas con discapacidad que hacemos cosas como valientes. No soy valiente, estoy viviendo», apostilla Raquel. En la otra cara de la discapacidad, lamenta los prejuicios que persisten «desde el momento en que no están todos los sitios adaptados», igual que la idea de que «como somos personas con discapacidad no salimos con amigos o no podemos viajar solas». «Que necesitemos ayuda para algunas cosas no quiere decir que no podamos», aclara.

Con el deporte, añade, pasa lo mismo. «Los triunfos de las paraolimpiadas —se estaban disputando cuando concedió la entrevista— no tienen punto de comparación con el bombo que se da a los triunfos» de los otros juegos olímpicos. «Ni siquiera entre las personas con discapacidad sabemos que podemos competir». La falta de visibilidad del deporte adaptado es aún mayor cuando en los deportes de invierno: «Si al esquí no se le da importancia, al adaptado y siendo mujer, menos aún». Alto y claro.