La salida de una deuda histórica
La Variante de Pajares inicia las pruebas con 11 años de retraso, 2.000 M€ de sobrecoste y un caos ambiental sin precedentes en León
La ministra estrena hoy en el tren laboratorio el trayecto desde La Robla a Campomanes
Entre el emboquille de los dos túneles en las inmediaciones de La Pola de Gordón, los primeros trabajadores horadaron una pequeña hornacina en la roca. Dentro, flanqueada por dos velas rojas, colocaron una imagen de Santa Bárbara. No sabían entonces, todavía en 2004, cuánto habrían de rezarle a la patrona de los mineros y los artilleros para ejecutar el proyecto que hoy estrenará en fase de pruebas la ministra de Movilidad, Transportes y Agenda Urbana, Raquel Sánchez. Tras más de 11 años de retraso sobre los plazos marcados, casi 2.000 millones de euros de sobrecoste sobre el presupuesto inicial y un caos ambiental sin precedentes en la historia por el daño causado a los afluentes y acuíferos de la vertiente leonesa que aún no se sabe cómo se solucionará, la entrada de los trenes en la Variante de Pajares da sentido al proyecto del siglo XXI que se anunció como el atajo para comunicar los dos lados de la cordillera Cantábrica en 45 minutos menos de tiempo que por la rampa que a mediados del siglo XIX desafió a la ingeniería civil para unir a León con Asturias por vía ferroviaria.
El viaje de hoy entre La Robla y Campomanes se apunta con un billete de 3.719 millones de euros de inversión por ahora, como reconoció la ministra esta misma semana en la el Congreso. Pero aún quedan algunos contratos complementarios, como el requerido para cumplir con los dictados de emergencias que marcó la nueva normativa europea en 2014. La factura queda muy lejos de los 1.858 millones que presupuestó el Ejecutivo presidido por José María Aznar en el 2004 e, incluso, de los 2.046 millones que actualizó un año después el Estado con la entrada de José Luis Rodríguez Zapatero en la Moncloa. Ni siquiera se acercaron los 3.006 millones que ya se predecían en el segundo mandato del presidente leonés, cuando los problemas geológicos ya habían inundado los balances a partir de la avalancha de lodo y agua que el 24 de noviembre de 2005, a las 06.00 horas, se empezó a colar en el túnel oeste a una velocidad de 500 litros por segundo de manera constante.
Las vías de aguas confirmaron lo que denunciaron trabajadores de la obra, que culpaban de la ejecución a las prisas de las empresas adjudicatarias por avanzar en la colocación de las 252.686 dovelas y aumentar los beneficios, pero también a lo que ya pronosticaba el estudio ambiental elaborado en 1997. Pese a que resolvía la viabilidad con un impacto «moderado», el documento advertía de que la construcción de los túneles, los movimientos de tierras, la circulación de maquinaria pesada y la creación de los caminos de servicio y de otras estructuras secundarias ocasionarían problemas en la calidad de las aguas de los pueblos leoneses de la Montaña Central. Pero por encima del sobrecoste, el daño causado se deja 20 acuíferos pinchados y dañados por los túneles, 14 de los cuales se localizan en la provincia de León, en las subcuencas del Rodiezmo, Folledo, Casares y Bernesga. El flujo de agua constante que desagua al otro lado de la raya, a los pies de la vía por donde hoy saldrá el tren laboratorio de la ministra, se convierte en un trasvase frente al cual los pueblos afectados reclaman un plan de inversiones que ayude a paliar el desastre: más de 15 millones de euros para construir balsas, depósitos subterráneos, nuevos abastecimientos y el sistema para bombear lo expoliado a su cauce original. Aunque no hay todavía respuesta por parte del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), que estudia junto a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) las alternativas después de más de 16 años de ponerse de perfil.
Aunque los obstáculos, que se multiplicaron en el exterior con los sucesivos deslizamientos que han obligado a estabilizar la ladera de Campomanes, quedan por el momento salvados hoy. Los 24,6 kilómetros de la Variante de Pajares entrarán en funcionamiento por fin hoy, aunque en pruebas y sin plazo aún para el servicio ordinario, encomendadas a la guarda de Santa Bárbara.