El Gobierno e Igea muestran ahora su «preocupación común» por el tren
El Ejecutivo central plantea una mesa de la movilidad rural frente a la pérdida de servicios
Después de años de pérdidas constantes de servicios en la provincia leonesa, la carta remitida el pasado 3 de septiembre por el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, ha hecho que el Gobierno muestre su «preocupación común» por la situación actual de los servicios ferroviarios y, en especial, «los efectos que provoca en la población del medio rural», según trasladaron desde la administración autonómica.
La respuesta, firmada por el secretario para el Reto Demográfico, Francesc Boya, cita el plan de 130 medidas frente a la despoblación aprobado en marzo de este año, en el que se «incorpora la conectividad territorial innovadora como una de las cuestiones destacadas». La carta reseña además que «desde los ministerios de Transición Ecológica y Reto Demográfico y de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, en el marco de la Estrategia de Movilidad Segura, Sostenible y Conectada, se está trabajando para configurar una Mesa de Movilidad Rural, donde se discutan con todos los actores las posibles soluciones de movilidad que pudieran establecerse en los distintos territorios, y donde los servicios ferroviarios deben ser también tenidos en cuenta dentro de las opciones de movilidad de los ciudadanos de núcleos urbanos y rurales».
El contenido de la carta lo aireó ayer el departamento de comunicación de la Junta, tras recordar que en la comunicación inicial Igea había demandado «soluciones ante la pérdida de servicios ferroviarios, un problema que afecta a la práctica totalidad de la ciudadanía de Castilla y León y, de modo especial, al medio rural». En esta misiva, como trasladaron las mismas fuentes, el gobierno autonómico alertaba de que «la falta de comunicaciones por vía ferroviaria supone un mayor aislamiento para el medio rural de la comunidad y no es manera de luchar contra la despoblación».
El escrito firmado por Igea advertía de que «un territorio tan extenso y tan despoblado precisa de buenas comunicaciones por carretera, ferrocarril —y por supuesto, digital— pero en referencia a los servicios ferroviarios, Castilla y León los ha venido perdiendo desde la década de los ochenta y, en concreto, desde 1984 del siglo pasado cuando perdió dos importantes vías de comunicación como la línea Valladolid-Ariza y la conocida como Ruta de la Plata». «Después, ha continuado perdiendo servicios ferroviarios pasando de un total de 727 a 485, lo que supone una disminución de un poco más del 33 %», se apuntaba en el documento, en el que se exponía también que «tras el fin de las restricciones de movilidad como consecuencia del covid, Castilla y León ha perdido más de cien frecuencias». «Esto es, continúa perdiendo servicios ferroviarios, lo que no ha sucedido en otras partes del territorio nacional que, prácticamente, han recuperado la totalidad de los servicios», se resumía en la comunicación.