Mañueco elige a Ester Muñoz para reforzar el perfil político de la delegación de la Junta

La apuesta del nuevo PP provincial de armar su discurso alrededor del concepto del «leonesismo útil» la contestó ayer el líder del partido en la comunidad y presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, con el nombramiento de una nueva delegada territorial de la administración autonómica «útil para León y para los leoneses». La autodefinición lanzada por Ester Muñoz la coloca justo en el sitio en el que el dirigente salmantino quiere: como contrapeso a la dirección de Javier Santiago Vélez y peón de Valladolid en el juego de dominio que se disputa con Génova. Para ese papel ya no le servía la figura sin autoridad del expresidente de la Diputación, exalcalde de Coyanza y exdirigente de la formación leonesa, Juan Martínez Majo, quien pasará a una segunda línea con nómina en el listado de asesores del gabinete del presidente y al que ayer se concedió la gracia de vender que se trata de una renuncia propia, pese a que fuentes internas admiten que la maniobra se gesta desde hace semanas.

El nombramiento de Ester Muñoz madruga la estrategia urdida por Fernández Mañueco con el adelanto de las elecciones autonómicas en el horizonte de la primavera. En este envite, la plaza de la delegación territorial de la Junta gana importancia por su peso para el control de los ayuntamientos. El dinero de las políticas autonómicas y las decisiones cruciales para la promoción o el freno a los proyectos pasa por la sede de Eras de Renueva, donde de manera tradicional se ha hecho más política en determinadas épocas, como en los años de delegados de Luis Aznar y Eduardo Fernández, que en el Palacio de los Guzmanes. No lo desconoce el presidente autonómico, quien ha decidido colocar a una persona de su máxima confianza. A la par se garantiza que la nueva representante en la delegación territorial se sitúa en las antípodas del equipo dirigido por Javier Santiago Vélez e, incluso, de la otra facción que convive por el momento en armonía en el seno del aparato provincial, la representada por el heredero de Antonio Silván y secretario general, David Fernández. «Es una decisión de la Junta dentro de la política de reestructuración que está llevando a cabo. Es a ellos a los que les corresponde dar explicaciones, pero de todos modos todos los cambios son siempre para mejor», se limitó ayer a exponer el presidente provincial.

Fuera de estas órbitas, Muñoz, que comparte generación con el nuevo líder y su lugarteniente, con quienes rivalizó por el control de Nuevos Generaciones, ha sabido ganarse la confianza de Mañueco durante los dos últimos años, en los que trabajó como asesora del presidente, un puesto con categoría A1 y nivel 30 que apunta una nómina de 42.473,46 euros anuales. Allí desembarcó después de quedarse sin sueldo público en las elecciones generales de abril de 2019, cuando no logró revalidar su escaño en el Senado, al ir de número dos, detrás de Javier Santiago Vélez, quien le adelantó por la derecha y la dejó sin sitio. La salida de la Cámara Alta, en la que había entrado en 2016, cerró una carrera marcada sobre todo por la polémica en la comisión de Justicia en la que recriminó al PSOE que gastaran «15 millones para crear una verdad de Estado» y para que desenterraran «unos huesos en lugar de mejorar los salarios de jueces y fiscales». Luego, explicó que se refería a Franco, no a la memoria histórica, pero su nombre quedó lapidado en las mismas redes en las que apoyaba su promoción.

Su capacidad para encontrar la polémica la alejó de la gracia de Casado, quien bloqueó que fuera secretaria de Organización del PP de León dentro del equipo, luego frustrado, que promovía a José Miguel González como secretario general. Ahora, pese a que su origen político se localiza en Génova, donde entre 2011 y 2015 fue jefa del gabinete del vicresecretario general del PP, primero con Carlos Floriano y luego con Fernando Martínez Maíllo, Muñoz vuelve ahora en León por la puerta que le abre Valladolid.