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ROBERTO CUBILLO DE LA PUENTE DOCTOR EN VETERINARIA POR LA UNIVERSIDAD DE LEÓN

«León debería mostrar su orgullo hacia Veterinaria, el germen del Campus»

«La ciudad de León a mediados del siglo XIX. Creación de la Escuela de Veterinaria en 1852» es el resultado de una amplia labor de archivos realizada por el doctor en

En la imagen, Roberto Cubillo de la Puente

Publicado por
Nuria González Redacción - LEÓN.
León

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-¿Cómo era la sociedad de 1852? -La ciudad estaba regida por el alcalde y concejales que no tenían ningún interés en tener la Escuela de Veterinaria. Lo que ocurrió fue que hace 150 años desde Madrid se dieron cuenta que existía una importante laguna en todo el noroeste peninsular puesto que no había ninguna posibilidad de estudiar Veterinaria. Por este motivo se instaló a petición de Madrid y no de Léon, porque esta ciudad quería una universidad pero no de ciencias sino de humanidades. Con un decreto se acordó instalarla en Léon y como lo impuso Madrid el Ayuntamiento tuvo que buscar un lugar donde impartir las clases, eligió San Marcos y después de ocho años se cambió a la Plaza de Santo Martino. Sin embargo luego se ha demostrado que el éxito de la ULE ha estado en la Facultad de Veterinaria que aglutinó toda la cultura de la ciudad durante decenios. -¿Qué avatares ha sufrido la Facultad de Veterinaria hasta llegar al momento actual? -Uno de los problemas ha sido que ha tardado mucho tiempo en encontrar una sede fija. El único lugar propiedad de la Facultad es el edificio que ocupa actualmente puesto que siempre tuvo sedes alquiladas o cedidas. -¿Cómo era la convivencia entre este centro y la sociedad leonesa? -Al comienzo bastante mal, puesto que cuando comenzó a impartirse en San Marcos, en el mismo convento estaban los alumnos del instituto y no querían que pasasen los veterinarios por la misma puerta. Hace exactamente 150 años comenzaron las clases con 20 alumnos pero con medios muy precarios puesto que no había dinero. El ayuntamiento no tenía dinero ni para comprar los capotes de los serenos y tienen que pedir dinero al obispo de entonces que se lo da de su bolsillo. Había en la ciudad 8.000 habitantes. Después de todo salió adelante. -Un siglo y medio después, ¿cómo se ve el futuro? -Tenemos una hermosa facultad, con sus virtudes y defectos, pero tiene mucha vida estimada, y León debería estar orgullosa de tener la Facultad de Veterinaria y de que haya sido el germen de la Universidad. Sin embargo, desde sus inicios, siempre ha sido vista con mucho recelo. Como veterinario y desde el punto de vista personal, siempre ha habido una cierta envidia porque es la facultad emblemática del Campus, envidia sana, pero debería recibir mucho más apoyo. Ahora mismo, todas las cuestiones de sanidad animal dependen de los veterinarios, y además la UE nos ha dado un importante espaldarazo. Han salido profesionales excelentes de este centro, no sólo veterinarios sino también humanistas. Creo que merece un importante homenaje que se le dará el día 28 con la imposición de la Medalla de Oro de la Ciudad. -¿Usted va a ser uno de los ponentes de las jornadas de Historia Veterinaria, ¿qué cuestiones va a abordar? -Yo impartiré dos comunicaciones que versarán sobre cómo comenzó la inspección de los alimentos en la ciudad de Léon por parte de los veterinarios que fue posterior a la creación de la Escuela y cómo se aprendía albeitería en la antigüedad, que se aprendía al lado de un maestro, llamado albéitar, que le enseñaba durante cuatro años.