Las mujeres empresarias reivindican que el «talento no tiene género»

A pesar de que «el talento no tiene género» y de que las empresas que «incorporan políticas de igualdad en sus planes estratégicos aumentan su rentabilidad y mejoran su reputación», tan solo el diez por ciento de los puestos directivos están ocupados por mujeres. «Queda todavía mucho camino por recorrer» para que la igualdad real sea un hecho en el ámbito laboral, no solo un objetivo, «aunque hemos avanzado bastante, pero los pasos son pequeños», avisó la directora general del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), Rosa Díaz, durante el Foro Empresarial por la Recuperación, que organizan Diario de León, la Federación Leonesa de Empresarios (Fele) y Caja Rural.

En la jornada de ayer, la última de estos encuentros, también participaron la presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias y Directivas de León (Asele), Luisa Amoedo, la vicepresidenta, Noelia Rodríguez de Celis, y su compañera en la junta directiva Iris Fernández Barros. El debate estuvo moderado por la jefa de sección de Economía de Diario de León, María Jesús Muñiz Prieto.

Cada una, desde su experiencia, alertó de los principales problemas que lastran el desarrollo profesional de las mujeres, que, tal y como denunciaron, asumen de forma mayoritaria, y casi por imperativo social, las cargas familiares, que «tienen que ser compartidas», reclamaron. Sin esa «corresponsabilidad» que debe empezar desde «edades bien tempranas» será muy difícil ir hacia adelante y reducir las diferencias que aún se perciben. Los datos son contundentes.

«Una de cada cuatro mujeres directivas deja su puesto de trabajo para atender a la familia» y eso, «claramente», te «saca del mercado», explicó Luisa Amoedo, quien recordó que el 87% de las excedencias para el cuidado de familiares son de mujeres. «Cuando quieres volver ya vas con mucha desventaja», alertó la presidenta de Asele, que reivindicó «aprovechar todo ese talento» para avanzar como sociedad. Desde la asociación, apuntó, colaboran con instituciones educativas y dan charlas periódicas contra esos clichés que todavía existen. «Es importante empezar antes de los cinco o seis años, edades en las que las niñas ya se ven más incapaces que los niños para según qué cosas», reveló.

«La profesión no se elige por el género. Es relevante inculcarle a los niños que lo que estudias es un punto de inicio, nada más. La tecnología evoluciona y tú tienes que cambiar. Que no haya miedo a moverse para adaptarte a lo que tienes enfrente. Eso es importante. Simplemente hay que valorar el talento, independientemente de si eres chico o chica, porque si no perdemos todos», añadió.

Sobre esa capacidad de resiliencia abundó Rosa Díaz, directora general de Incibe. Aclaró que en el sector tecnológico, al que pertenece, sí hay «una presencia alta de mujeres», aunque aclaró que «ese porcentaje disminuye» a medida que la responsabilidad aumenta. Advierte ciertos estereotipos respecto a determinadas profesiones y aboga por romper desde bien pequeños esas creencias a través de una educación adecuada, tanto en casa como en la escuela.

«Ahora vemos que las niñas y adolescentes van menos hacia ese tipo de carreras tecnológicas. También pasa con los niños. Hemos mejorado en igualdad, se están dando pasos, pero son pequeños. Hay que atraer a nuestros jóvenes para que trabajen en un sector muy gratificante», trasladó. Para conseguir reducir esa brecha, «hay que poner en marcha muchas políticas públicas para hacer los cambios necesarios y para que las niñas vean que estas profesiones tecnológicas son interesantes y dan trabajo de gran calidad y con unos salarios muy altos», destacó Rosa Díaz, quien incidió en que se deben cambiar aspectos culturales que todavía siguen enquistados, a pesar de los grandes avances, para conseguir esa igualdad plena.

Mientras, Noelia Rodríguez de Celis, vicepresidenta de Asele, reconoció que se «ha avanzado bastante, pero queda mucho camino por recorrer». Reiteró al respecto que «la mujer es la primera en sacrificar su puesto» y aseguró que la «desigualdad es más que patente en el ámbito laboral». Por esos corsés sociales —continuó— la mujer «se ve obligada a abandonar los puestos directivos por no ser compatible con sus cargas personales».

Ante esto, aboga por «una transformación de género, con políticas inclusivas». En este sentido, apuntó que «las empresas que incorporan políticas de igualdad en sus planes estratégicos aumentan su rentabilidad y su reputación».

Por su parte, Iris Fernández Barros, que también pertenece a la junta directiva de Asele, reclamó igualmente ese reparto de obligaciones familiares para que la conciliación no penalice solo a las mujeres y reivindicó el valor de trabajos relacionados con la «agricultura o la ganadería», sectores cada vez «más profesionalizados» a los que no se les cuida lo suficiente. Además, pidió a las mujeres que se lo crean y que realmente hagan lo que les apetezca porque «pueden con todo». También reclamó servicios para las zonas rurales porque sin una conexión adecuada a la red de internet es imposible desarrollar determinadas actividades y, por tanto fijar población a través del emprendimiento y la familia.

Sobre esto, Rosa Díaz, directora general de Incibe, solicitó a los medios de comunicación que «visibilicen y den a conocer que hay muchas mujeres detrás» de empresas y puestos importantes. «Somos personas normales que desempeñamos nuestra carrera con pasión. Hay que trabajar en algo que realmente nos guste. Tenemos que ser dueños de nuestra vida. Hacer lo que queráis sin dejar de lado la tecnología», trasladó la directiva.

Otro de los mensajes que transmitieron es que la familia y el trabajo «no son incompatibles» y que es «responsabilidad de toda la sociedad» cambiar esos micromachismos para no desperdiciar un talento que es muy necesario. «La mujer tiene que ser la palanca de la recuperación económica», esgrimió Javier Cepedano, encargado de abrir la jornada, la sexta y última de este Foro.

El representante de la patronal se comprometió a trabajar desde el organismo que preside por una «igualdad plena» que acabe con las diferencias salariales y permita alcanzar a las mujeres los puestos de liderazgo sin tener que renunciar a la familia. «Hay que darle a la mujer la posición que le corresponde por su talento, sin tener en cuenta el género», insistió Noelia Rodríguez, quien afirmó que las empresas que apuestan por la mujer no solo aumentan sus beneficios. También «mejoran en creatividad y en innovación», remarcó.