El premio se nos atraganta

Esto es preocupante, nos acaban de conceder un merecido premio a la gran labgor de recuperación en el casco antiguo y casi al mismo tiempo se derrumba una parte importante de uno de los edificios emblemáticos de nuestra ciudad. El premio se nos atraganta. León no es una gran ciudad, por sus dimensiones, lo es por sus gentes y por ser una de las más bellas y cuidadas de España, con identidad propia, reflejada casi exclusivamente en sus rincones más antiguos, donde sus edificios históricos marcan las diferencias y su auténtica personalidad. Es preocupante pensar que la burocracia dificulte y retrase la recuperación de éstos y que sea más fácil construir lo nuevo que conservar lo antiguo. No estoy en contra de los nuevos espacios y me interesa muchísimo la arquitectura de vanguardia, la fusión artística y el crecimiento hacia la integración con la naturaleza, pero si queremos conservar un carácter especial habrá que sustentarse en la historia. Las modas no son malas, transmiten el pulso vital de unos años, transforman a las personas y, por lo tanto, a las ciudades, pero traen consigo un efecto negativo, acabamos siendo demasiado iguales. Los años 60 aportaron un estilo muy marcado que aún existe, y que nos influyó de un modo radical. La especulación brutal de esos años hizo florecer unos pesados edificios que se pueden ver repetidos en todo el territorio español. Es preocupante que nuestro centro sea como el de Valladolid, y eso que queramos ser Oviedo... Pero nos queda el Casco Antiguo, tenemos que darnos cuenta de dónde se encuentran nuestros signos de identidad, conservarlos, facilitar y potenciar con ayudas a los empresarios que están empeñados en recuperarlos. Perseguir la especulación destructora y denunciar la desidia, acabar con los A ver si..., Ya veremos... o lo similar. Mantengamos lo auténtico, lo que nos queda, palacios como Don Gutierre y Conde Luna, la plaza del Grano, las Cercas... Lo mejor que podemos hacer es preguntarnos, merece la pena, está en juego nuestra identidad.